El ayuntamiento de Rio ha conseguido reducir desde 2008 un 2% la extensión de las favelas, desalojando a los vecinos que vivían en zonas con peligro de deslizamiento de tierra, pero la población sigue creciendo por la construcción ilegal de viviendas.

Según el diario O Globo del domingo, la extensión de las favelas de Rio -donde vive cerca de un tercio de la población de la ciudad- ha disminuido el equivalente a 113 campos de fútbol desde 2008, pero el gobierno local no ha podido frenar el “crecimiento vertical” de estas zonas, con la construcción de nuevas plantas sobre edificios ya edificados, pese a su prohición.

De 2000 a 2010, la población de estas comunidades pobres ha aumentado un 27,5%, de un millón a 1,4 millones de habitantes, frente a un crecimiento de 7,4% en el resto de la ciudad, de acuerdo con datos oficiales publicados recientemente.

En la primera década del siglo XXI han aparecido más de 118.000 viviendas nuevas en las favelas, un alza del 38,6%.

En la Rocinha, la favela más grande de Rio situada en la zona sur -con gran afluencia turística- han sido desalojados 22.000 m2 de casas en zonas destruidas y de riesgo, y los vecinos han recibido indemnizaciones.

Pero de diciembre de 2011 a marzo de este año, la secretaría de Urbanismo de Rio ha prohibido la construcción de 206 nuevas viviendas, una media de 1,7 por día.

Al día de hoy, según O Globo, ninguna de estas construcciones ilegales ha sido demolida.

“La demolición es un proceso largo. Pese a la prohibición del ayuntamiento, algunos habitantes recurren a la justicia y siguen construyendo” a la espera del veredicto, explicó al rotativo el secretario de Urbanismo, Sergio Dias.

“No tenemos opción de ir a otro sitio. Heredé esta casa de mis abuelos. No tienen derecho a prohibirme añadir una cuarta planta para mi hija que está embarazada”, contó al diario José Ricardo Oliveira.

El ayuntamiento tiene el objetivo de redudir un 3,5% las zonas de las favelas este año, y un 5% de aquí a 2016, reubicando a los habitantes en viviendas del programa social “Mi casa, mi vida”.