Los pilotos concordaron en que es imposible que el CASA 212 siniestrado el año pasado en el Archipiélago de Juan Fernández, haya caído por causa de un desvanecimiento del piloto como consecuencia de la altura.

Los controladores aéreos del día del accidente señalaron al ministro en visita, Juan Cristóbal Mera, que el vuelo tenía permitido volar a 9 mil pies y, sin embargo, lo realizó a 15 mil; situación para la que el piloto debió pedir permiso, pero que no lo hizo.

Los controladores además afirmaron que quien se comunicaba con ellos era la teniente de la FACh Carolina Fernández, comandante de vuelo, mientras que Juan Pablo Mallea lo pilotaba.

En el accidente, según el abogado de 4 de las víctimas Alfredo Morgado, pudo incidir la capacidad del piloto debido a la falta de oxigeno y un eventual desvanecimiento.

Sin embargo el piloto e integrante de la Federación Aérea de Chile, Miguel De Polo, afirmó que, en caso de haber ocurrido esa situación, el piloto tuvo tiempo para despertar de su desmayo.

En tanto el piloto comercial de la línea aérea ATA, que realiza constantes viajes al archipiélago, Pedro Forteza, concordó con De Polo y agregó que si fue así, hay un problema en el cumplimiento de las normas de vuelo por parte del piloto.

Mientras el piloto comercial Ricardo Schafer, quien aterrizó en Juan Fernández justo antes del accidente, indicó que lo más probable es que la causa del siniestro fuera el viento arrachado presente en ese momento.

La norma de vuelo en Chile para este tipo de vuelos señala que los pilotos deben avisar los cambios en la altura a la que vuelan, para evitar choques con otros aviones.

A los 10 mil pies, sin embargo, la tripulación debe utilizar oxigeno luego de 30 minutos a esa altura.