Anthony Kaufman (21) se dirigía a la Escuela Primaria Lakewood en St. Albans, ciudad inglesa donde vive, para vender un computador que había armado el mismo.

En el bolsillo delantero derecho de sus jeans guardó su iPhone 7 Plus sin imaginar que este hábito le salvaría la vida unos minutos más tarde, debido a un asalto a mano armada.

Kaufman gastó miles de dólares en construir el computador y optimizarlo para videojuegos, así que corrió la voz de que estaba tratando de venderlo, recibiendo la oferta de 720 mil pesos a través de un mensaje de Facebook.

“Estuvo interesado en eso por dos semanas, y sólo me dijo que no tenía el dinero; que me iban a pagar pronto”, dijo Kaufman. “Parecía que sólo quería comprarlo”, agregó.

Según recoge el periódico estadounidense Charleston Gazzete-Mail, ambos se pusieron de acuerdo para encontrarse en un lugar que parecía seguro, la escuela Lakewood, cuyo estacionamiento estaba muy bien iluminado.

Entonces el joven invitó a su potencial comprador a sentarse en el asiento del copiloto y fue en ese momento que el hombre sacó rápidamente una pistola de color verde oliva.

“Conocí gente para comprar y permutar teléfonos”, dijo Kaufman. “Construí yo mismo mi computador, así que hice muchos intercambios electrónicos”, explicó·

Momentos de terror

La víctima relató que golpeó al hombre antes de que ambos agarraran el arma. Luego un estallido de luz llenó el automóvil, seguido de cristales rotos y humo.

Una bala había atravesado ambos extremos de su tablero central antes de que terminara en su iPhone, dejando sólo una pequeña rasgadura en sus pantalones. “No tenía ninguna marca en mí”, dijo Kaufman.

Tras ese momento de violencia, el asaltante bajó del automóvil cuando Kaufman apretó el acelerador, pero ninguno llegó muy lejos; una mujer se paró frente a él, deteniendo el vehículo y un segundo hombre se acercó con su propia arma.

El segundo asaltante puso el arma en la cabeza del joven y le ordenó que cerrara los ojos. El trío desapareció pronto, llevándose el computador de Kaufman.

“Pensé que me había disparado en ese momento”, dijo. “Estaba en estado de shock y no quería mirar la sangre porque en las películas ven sangre, se desmayan y luego no se salvan“, recordó.

Kaufman llegó a la casa de su novia y más tarde a la casa de su madre. El jefe Joe Crawford, del Departamento de Policía de St. Albans, dijo que sus oficiales respondieron un llamado alrededor de las 22:30 horas de este miércoles.

Por supuesto, nadie de su familia daba crédito de la suerte que tuvo al recibir el disparo y que no le pasara nada. A continuación puedes ver cómo quedó su teléfono:

Charleston Gazzete-Mail
Charleston Gazzete-Mail