Este 14 de febrero se celebra el Día del Amor o de San Valentín en gran parte del mundo, una festividad que muchos pasan junto a sus parejas o amigos cercanos.
Y para celebrar el amor en todas sus formas, es que Greenpeace, organización internacional dedicada a proteger el medio ambiente, dio a conocer cuáles son algunos de los animales más románticos del mundo.
Todos ellos provienen de la Antártica, donde la ONG está intentando crear un santuario oceánico de 1,8 millones de kilómetros cuadrados en el continente blanco, para proteger a la flora y fauna marina en el lugar.
1- Pingüinos adelia
¿Quién podría no querer a estos tiernos animales? Estas aves muestran su amor a sus parejas haciendo algo que también practicamos los humanos: llevándoles regalos.
Estos pingüinos recogen las piedras más hermosas que encuentran y se las llevan a sus parejas. A su vez, estas rocas las utilizan para armar sus nidos, donde luego crian a sus bebés.
2- Albatros
Estas aves sólo tienen una pareja durante toda su vida, que puede llegar a los 60 años.
Gran parte de su tiempo lo pasan separados, pues se dedican a volar por la costa del océano Antártico buscando comida, pero una vez al año se reúnen en el mismo sitio para anidar. Allí conciben crías y las acompañan en su primera etapa de vida.
Cuando éstas crecen lo suficiente, vuelven a separarse… para reencontrarse al año siguiente en el mismo lugar.
3- Krill antártico
Estos crustáceos suelen viajar en grandes grupos, que lucen como manchas rosáceas en el agua. No obstante, cuando quieren estar solos con sus parejas, se alejan de todos y van juntos hasta el fondo del mar.
Este hecho en sí es un gran logro para un krill, pues estas pequeñas criaturas tienen que hacer un esfuerzo mayúsculo para llegar hasta las profundidades del océano.
4- Ballenas azules
Las ballenas azules son los animales más grandes que existen, así que también tienen el corazón más colosal de todos: alcanza el tamaño de un gorila adulto.
Con un corazón así de monumental, tienen muchísimo amor que entregar.
Bromas aparte, también se destacan por entregar mucho amor y devoción a sus crías: cada año viajan enormes distancias para dar a luz en lugares tropicales, que sean seguros y más cálidos que las gélidas aguas del fin del mundo. Luego que sus bebés nacen, dejan de comer para cuidarlos a tiempo completo.
Y cuando éstos alcanzan edad suficiente, regresan con ellos a la Antártica.
