Casi 60 civiles, chiitas en su mayoría, murieron y 120 resultaron heridos este domingo en Kabul en un atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra un centro de registro electoral, confirmando los peores temores de violencia por las elecciones legislativas de octubre.

Un kamikaze se hizo estallar delante del centro de empadronamiento donde los electores recogen las cédulas de identidad antes de inscribirse en el padrón. El balance de muertos y heridos no cesa de aumentar.

En las primeras horas de la noche se habían contabilizado 57 muertos y 119 heridos, en su mayoría miembros de la minoría chiita hazara, regularmente blanco de los extremistas sunitas del EI, según el Ministerio de Salud.

Al menos 21 mujeres y 5 niños figuran entre los muertos, precisó el portavoz del ministerio de Salud, Wahid Majrooh; y 47 mujeres y 16 niños entre los heridos.

“Ahora sabemos que el gobierno es incapaz de protegernos”, gritó un hombre, Akbar, insultando al presidente Ashraf Ghani antes que el canal Tolo News (privado) interrumpiera la transmisión.

“Muerte al gobierno”, “muerte a los talibanes”, gritaba la multitud a su alrededor, mostrando cédulas ensangrentadas y desparramadas por el suelo.

Los talibanes hicieron saber rápidamente que no tenían “nada que ver con el ataque de hoy”, responsabilizando implícitamente al grupo EI, que luego lo reivindicó a través de su órgano de propaganda, Amaq.

El atentado se produjo por la mañana en un barrio de mayoría chiita del oeste de la capital, Sasht e Barshi. Los milicianos de Estado Islámico atacan regularmente a la minoría chiita desde 2016.

“La gente venía a recoger sus cédulas de identidad cuando se produjo la explosión en la entrada. Era un kamikaze”, declaró el jefe de la policía de Kabul, Dawood Amin.

El portavoz del Ministerio de Interior, Najib Danish, indicó que hubo “10 muertos y 56 heridos”, agregando que “el balance puede ser peor”. Precisó que “el kamikaze llegó a pie y accionó su carga en medio de la multitud”.

Este es el primer ataque en Kabul contra un centro de empadronamiento para las legislativas del 20 de octubre, proceso que comenzó el 14 de abril.

Pero otros dos centros de censo fueron atacados en el interior del país la última semana.

“Nadie irá a votar”

El viernes un cohete impactó en un centro de empadronamiento en la provincia de Badghis (norte), provocando un muerto y un herido entre los policías que custodiaban el lugar, según el vicegobernador Faiz Mohamad Moizada contactado por AFP y que responsabilizó a los talibanes.

El martes, tres empleados de la comisión electoral y dos policías fueron secuestrados durante 48 horas en la provincia de Ghor (centro). También se acusó de ello a los talibanes.

La violencia y los atentados son los principales obstáculos al buen desarrollo de las elecciones, admitió la comisión electoral, que abrió centros de empadronamiento en las escuelas y las mezquitas principalmente, custodiados por la policía.

“La inseguridad es nuestro principal desafío y nuestra mayor inquietud”, dijo a AFP el presidente de la comisión, Abdul Baie Sayad.

Estas legislativas serán las primeras desde 2010 y la primera cita electoral desde la presidencial de 2014.

Entusiasmo moderado

Muchos afganos quieren que la cámara de diputados, de 249 escaños, cambie. Su mandato terminó hace tres años. Pero temen aún más unos comicios que no sirvan para nada por fraude y que los exponga a una violencia aún mayor.

Frente al moderado entusiasmo de sus compatriotas, el presidente, Ashraf Ghani, ordenó el jueves a los gobernadores de las 34 provincias acelerar el proceso de registro.

El atentado fue condenado por la embajada estadounidense en Kabul.

El último atentado en la capital afgana fue el 21 de marzo. Al menos 30 personas murieron y 70 resultaron heridas. El grupo Estado Islámico reivindicó esa operación cometida por un kamikaze.