El próximo 24 de enero será un día clave para el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, y también para el futuro político de la economía más grande de Sudamérica, pues en esa jornada se sabrá si el exmandatario es enviado a prisión por el caso Lava-Jato.

Este antiguo obrero metalúrgico que presidió el país entre 2003 y 2010 y encabeza los sondeos para las elecciones presidenciales de octubre, fue condenado en julio pasado a 9,5 años de prisión por el juez anticorrupción Sergio Moro.

Fue dejado en libertad a la espera del juicio de apelación, que tendrá lugar el 24 de enero en Porto Alegre (sur), tras el cual podrá ser absuelto, detenido o autorizado a hacer campaña y poder volver a ser presidente.

De todas maneras, existe la posibilidad de que se planteen nuevas instancias judiciales.

En una entrevista con diario El País de España, Lula reitera que tras el proceso judicial en su contra sólo existen motivaciones políticas, con el único objetivo de apartarlo de la presidencia de Brasil.

“Yo no puedo ser dueño de nada sin que presenten una documentación con pruebas de pagos, de la adquisición… alguna prueba de que es mío. Si el objetivo es político, si me quieren sacar de una posible disputa, sería hasta prudente presentar la prueba”, señala el expresidente brasileño.

Lula está acusado de beneficiarse de los favores de la constructora OAS, que le habría donado un apartamento tríplex a cambio de la obtención de contratos para la empresa pública petrolera Petrobras.

El exmandatario afirma que los procesos judiciales afectarían la carrera presidencial en Brasil -es el favorito según encuestas- asegurando que si es apartado por un tribunal, habría un fraude en las elecciones.

“El problema no es Lula. El problema es la democracia. Intentar crear un proceso jurídico para evitar que alguien sea candidato es poco democrático. No es el PT el que está diciendo que la elección sin mí es un fraude, es una campaña que implica a varios partidos, a movimientos sociales”, señala.

“Si se prohíbe ser candidato a Lula por una decisión política del poder judicial, se estaría montando un fraude. ¿Por qué Lula está siendo inhabilitado? Si tuviese el 1% en las encuestas, nadie querría inhabilitarme, el pueblo me inhabilitaría”, agrega Lula.

Respecto al juicio en su contra del próximo jueves, Lula se lo toma con calma y considera que no es clave, para después recalcar que tiene confianza en el sistema judicial brasileño.

“El día 24 para mí no es el día D, es el día 24, es un juicio. Tengo otros nueve o diez procesos más. Y en alguno lo que se juzga no es a Lula, es a un gobierno, es la manera en que nosotros tratamos este país”, expresa.

El PT prevé enviar decenas de autobuses repletos de militantes el 24 de enero a Porto Alegre, y el alcalde de la ciudad reclamó la semana pasada el apoyo del ejército, al temer que se produzca una “invasión”.