Cráneos de animales fosilizados con metal intervendrán el Museo Nacional de Bellas Artes

Rescatar el sentido del proceso natural de fosilización al cual se exponen las materias orgánicas, como cráneos de animales, y transmutarlos a objetos de arte con metales como aluminio y bronce es lo que propone el escultor chileno Pablo Concha con la intervención “Bucrania, fosilizar la huella”.

La muestra se inaugurará el próximo jueves 18 de enero de 2018 en el hall central del Museo Nacional de Bellas Artes, el cual estará abierto al público hasta el 18 de marzo.

Las tradicionales esculturas de estilo clásico que se ubican en el centro del MNBA convivirán durante el verano con una serie de diez cráneos de animales a los cuales se les ha aplicado un proceso de fosilización mediante una fundición en bronce y aluminio.

Así se desplegará un diálogo silencioso, directo y propositivo entre ambas propuestas artísticas, que debatirán sobre la técnica escultórica, la representación y el rol antropocéntrico de las artes plásticas.

En efecto, el artista, representado por la plataforma One Moment Art, fue invitado a montar una serie de cráneos de animales fosilizados con metal en el hall, para ponerlos en diálogo con las esculturas de fines del siglo XIX y principios del XX que son parte de la muestra Tránsitos. Colección de esculturas MNBA, curada por Gloria Cortés, quien invitó a participar al artista en un ciclo de intervenciones que se desarrollarán durante el año.

“La fosilización es un proceso natural ocurrido bajo ciertas características de presión y temperatura en donde material sedimentario penetra en tejidos orgánicos como los huesos, vaciándose como si fueran moldes y transmutando la forma de estos a material pétreo”, explica el artista.

“La obra de Concha interpela a la historia del edificio y de su colección, introduciendo una crítica a la fosilización del canon convencional. El artista apela a la historia cultural del siglo XIX y a la añoranza a un cierto pasado grecolatino como construcción genealógica europeizante, para cuestionar la tradición desde los restos fragmentados de la muerte, gesto crítico e irónico que permite resituar los imaginarios establecidos por la hegemonía de los espacios modernos que introducen el concepto de nación”, cuenta la curadora.