Teatro lejos de lo dramático, con algo de documental-testimonial, un poco performático, teatro político reflexivo y teatro militante de acción-contingente (libertad para Jorge Mateluna, real e injustamente preso), proyecciones audiovisuales, ficción y realidad, escenificaciones, teatro dentro del teatro, debate sobre la función social y política del arte, convicciones y desencanto, interpretaciones y verdades objetivas, ironías y juego adolescente…

Son recursos escénicos de “Mateluna” que más o menos funcionan en un ambiente general más o menos caótico, opciones válidas e incuestionables del dramaturgo y director Guillermo Calderón (“Neva”, “Diciembre”, “Clase”, “Villa”) para una puesta en escena con aristas innovadoras y mucho de búsqueda a ciegas.

Igual que en “Escuela”, “Mateluna” incluye un paraguas que cobija estos materiales: el deseo de aproximarse a cómo fue la vida clandestina y la lucha armada durante la resistencia antidictatorial.

Y esto sí tenía sentido, ya que implicaba develar una arista que comprometió la vida personal y política de mucha gente, cuyas acciones influyeron también en la salida de Pinochet.

Tal como las grandes protestas nacionales, las marchas del hambre, la defensa de los DD.HH. y votar en el plebiscito… por lo que son parte de la historia del país, que el relato oficial ignora y/o descalifica, hasta ahora.

Realidades y ficciones

El problema en “Mateluna” no es si la propuesta es más o menos convencional o innovadora o si asume un punto de vista o si acepta o rechaza ciertas opciones políticas e ideológicas… sino saber si entrega datos que ayuden a construir una visión de la vida clandestina.

Sobre el escenario se ve un extendido juego de adolescentes, a veces, deseosos de ser héroes de algo como si fuera botar adrenalina en carreras clandestinas de auto.

Con guerrilleros (o aprendices de) que visten elegantes capuchas y un instructor que fomenta la admiración hacia él y hacia una forma de vida que, parece, no fue nada de glamorosa.

Quien lea, por ejemplo, “Los fusileros”, de Cristóbal Peña, que se centra en rastrear quiénes y cómo planificaron y ejecutaron la emboscada a Pinochet, en 1986, algo sabría cómo se vivía la clandestinidad en esa época.

Las preocupaciones diarias, el acuartelamiento antes de una acción, la crianza y la separación obligada de los hijos, el cambio reiterado de casa, la formación y el estudio político, de armas y explosivos, los altibajos con la pareja y la familia, qué se comía, gestos de gran valentía y delaciones… pequeñas briznas que hablan de simples seres humanos.

Al final, no importa si director y elenco comparten una mirada escéptica o se burlan de la opción armada que terminó en derrota, con miles de muertos, presos y desaparecidos.

“Mateluna” no constittuye un insulto, sólo desconocimiento… lo que deja pendiente develar un tema que –igual que otros elementos de los niveles más profundos de la identidad cultural chilena- forma parte de la historia de nuestro país.

Teatro UC. Jorge Washington 26. Viernes 21 y sábado 22, 20.30 horas. Entrada de $ 6.000 a $ 8.000 (Festival Stgo. a Mil)

-26, 27 y 28 de enero, 20.30 horas. Entrada $ 4.000 y $ 8.000 (Extensión UC)