El papa pidió este domingo “diálogo y colaboración” en Venezuela para que se trabaje por el bien común y se promueva “la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco”, en su tradicional mensaje de Pascua.

Ante las “difíciles condiciones en las que vive” el pueblo venezolano, el papa Francisco instó a “trabajar en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos”, tanto los ciudadanos como “los que tienen en sus manos el destino del país”.

Para el pontífice, es necesario impulsar “la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos“, insistió.

El malestar social crece en Venezuela en vista de la escasez de dos tercios de los productos básicos, que obliga a los venezolanos a hacer largas filas diariamente en los supermercados.

La crisis en el país con las mayores reservas petroleras del mundo, que obtiene el 96% de sus divisas del crudo, se agravó por la caída en picada de los precios del petróleo.

Refugiados

Asimismo condenó el “rechazo de quien podría ofrecer hospitalidad y ayuda” a los migrantes que “huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social”.

“Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podría ofrecerles hospitalidad y ayuda” estimó el pontífice, en un nuevo llamado a los países europeos para que abran sus fronteras.

Siria

Su esperanza de que las negociaciones de Ginebra lleven la paz a Siria, “país desgarrado” por la guerra, expresó el pontífice.

“Cristo resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país desgarrado por un largo conflicto (…) Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso para que (…) se puedan recoger frutos de paz”, declaró el papa en su mensaje “Urbi et Orbi” de Pascua, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

Más de un millón de migrantes han llegado a Europa desde enero de 2015, provocando la peor crisis migratoria en Europa desde 1945. El pontífice argentino, hijo de inmigrantes italianos, ha multiplicado sus llamados a los países europeos para que abran sus fronteras a los refugiados.