El modelo socio-económico instalado por la dictadura, que quienes hegemonizaron la Concertación optaron por continuar y al cual siguen encadenados, dió de sí todo lo que podía dar, provocando una gigantesca distorsión productiva y escandalosa inequidad. No funciona ya más. Se está viniendo abajo, vapuleado por una de las mayores ebulliciones de descontento popular y crisis “en las alturas” que se tenga memoria, horquillado desde varios lados por el gobierno de la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría, y rematado por el derrumbe del “súper ciclo” del precio del cobre. Quizá una reflexión tranquila para iniciar el año puede ser ¿con qué modelo lo vamos a reemplazar y cómo lo haremos?

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