El Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, segunda guerrilla del país, se declaró este lunes dispuesto a liberar “lo antes posible” a los dos soldados que tomó prisioneros tras un ataque hace tres semanas en el que murieron 12 miembros de las fuerzas armadas.

“El ELN ratifica la voluntad de liberar los soldados prisioneros de guerra lo antes posible”, dijo en un comunicado el grupo insurgente, que sostiene diálogos preliminares de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.

Sin embargo, los rebeldes enfatizaron que la entrega depende de “que el gobierno permita que los soldados regresen con vida, que garantice la seguridad y las condiciones de entrega a una Comisión Humanitaria, sin presencia ni amenaza de la fuerza pública”.

Los soldados Andrés Felipe Pérez y Kleider Antonio Rodríguez cayeron en poder del grupo guevarista el 26 de octubre, luego de que el ELN atacara un contingente del Ejército que custodiaba una misión electoral en un paraje recóndito del municipio de Güicán (Boyacá, noreste).

“Ratificamos que los dos soldados están sanos y salvos bajo la custodia del ELN, y nos esforzamos por protegerlos, a pesar de las amenazas y los fuertes operativos militares que tienen la orden de rescatarlos a sangre y fuego, según la directriz del presidente Santos, el ministro de Defensa (Luis Carlos Villegas) y su cúpula militar, que no les interesa la vida de los soldados”, señaló el ELN en su sitio web.

“Exigimos su libertad incondicional”, escribió por su parte el ministerio de Defensa, en su cuenta de Twitter.

El Ejército anunció además este lunes la captura de tres presuntos miembros de esa guerrilla en el departamento de Arauca, limítrofe con Boyacá.

Las detenciones de miembros del Frente Domingo Laín Sáenz del ELN se dieron en el marco de una estrategia para golpear al ELN, pero además, como parte de un esfuerzo que “busca traer de regreso a la libertad a los dos soldados secuestrados”, según un comunicado oficial de la Fuerza de Tarea Quirón del Ejército.

“Accionar militar legítimo”

El ELN, surgido hace 50 años a inspiración de la Teología de la Liberación y la Revolución cubana, justificó el asalto en Güicán por considerarlo dentro del “accionar militar legítimo” en un conflicto armado, por haber atacado a un blanco militar y no civil.

Además, argumentó que este hecho “no atenta ni se contradice con los anhelos de paz”.

“Lo que hemos planteado al presidente Santos es la necesidad de pactar el cese bilateral al fuego, pero la respuesta ha sido negativa”, agregó el grupo insurgente, que, tras el ataque, instó a acordar una tregua bilateral rechazada insistentemente por el gobierno.

Igualmente, el texto firmado por el Comando Central del ELN (órgano de gobierno de esa guerrilla), calificó como un “montaje” las declaraciones del ministro Villegas, según las cuales, los cuerpos de los soldados fallecidos tenían tiros de gracia y habían sido rodeados por minas antipersona.

“El dictamen de Medicina Legal (instituto forense) no se dejó condicionar por los falsos montajes y dijo nada más que la verdad: los soldados murieron con tiros a distancia y no de gracia ni tenían bombas en los cuerpos ni señales de tortura”, agregó.

El ELN, con unos 1.500 combatientes según el último balance oficial, mantiene acercamientos con el gobierno desde 2014 con el fin de instalar un proceso de paz paralelo al que ya sostiene la administración de Santos con el mayor grupo rebelde, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas).

Esas pláticas con el ELN no han registrado avances hasta el momento.

El conflicto armado colombiano, en el que han participado guerrillas, paramilitares, agentes del Estado y bandas narcotraficantes, ha dejado oficialmente unos 220.000 muertos.