Un ataque aéreo destruyó el miércoles uno de los enclaves más importantes de fabricación de coches bombas del grupo Estado Islámico en Irak, donde las fuerzas iraquíes se podrían enfrentar a nuevos ataques después que los yihadistas cerraran una represa en la región de Al Anbar.

El ataque contra la fábrica de coches bomba, una devastadora arma cada vez más utilizada por el EI en su ofensiva en Irak, mató a un número indeterminado de yihadistas, pero también a civiles, indicaron responsables iraquíes.

La coalición internacional liderada por Estados Unidos lanzó este ataque en el marco de su campaña contra los yihadistas en Irak y Siria, donde el EI registró una serie de avances estas últimas semanas.

Un informe diario de la coalición informó de un bombardeo “cerca de Hawija” (noreste de Bagdad) contra un enclave de coches bomba, pero por el momento no pudo confirmarse que se trate del mismo sitio.

Esta instalación, ubicada a la entrada de la ciudad de Hawija, servía para que el grupo ultrarradical sunita transformara sus vehículos en bombas de gran potencia, según los responsables bajo cubierta de anonimato. “Era la mayor” del EI, afirmó un coronel.

La explosión generada por el ataque se escuchó incluso en Kirkuk, 55 kilómetros más al norte. Según las fotos consultadas por la AFP, el bombardeo dejó una amplia zona recubierta de escombros, entre ellos piezas de vehículos.

El EI utiliza cada vez más estos “camiones bomba” en sus ofensivas en Irak, donde tomaron el 17 de mayo la ciudad de Ramadi, capital de la provincia occidental de Al Anbar.

‘Una generación’ para derrotar al EI

Tres kamikazes del EI llevaron a cabo el lunes un ataque con coche bomba contra una base de la policía al norte de Bagdad, que dejó 47 muertos.

Tras la caída de Ramadi, Washington envió 2.000 lanzacohetes antitanque para ayudar a los iraquíes a neutralizar estos “camiones bomba”, difíciles de detener.

Y el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, reconoció que entrar en la ciudad para retomarla representaba un riesgo a causa de estos artefactos explosivos.

“Los desperfectos son más importantes que los provocados por una bomba de media tonelada lanzada por un avión de combate”, según un experto occidental.

Asimismo, el uso de esta táctica ha forzado a Bagdad y a su aliado estadounidense a revisar su estrategia militar, calificada de “fracaso” por Abadi durante una reunión el martes de la coalición antiyihadista en París.

Pero el número dos de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, defendió la estrategia de la coalición, que lanzó 4.000 ataques aéreos desde agosto de 2014. 

El EI controla un “25% menos de Irak”, se destruyó mucho material y más de 10.000 yihadistas murieron, describió Blinken, para quien “esto acabará surtiendo efecto”.

El general John Allen, coordinador estadounidense de la coalición internacional, advirtió por su parte que se necesitaría “probablemente una generación o más” para vencer la “amenaza mundial” que representa el EI.

‘Guerra del agua’

En Ramadi, las fuerzas iraquíes deberán hacer frente también a otro tipo de guerra lanzada por el EI, la del agua.

El grupo cerró las compuertas de una represa en la región que regula el curso del río Éufrates. 

Esta acción provoca cortes de agua en las zonas bajo control gubernamental y podría facilitar el cruce del río a los yihadistas para lanzar nuevos ataques en otras regiones.

“Ahora el EI está librando una sucia guerra del agua”, estimó Sabah Karhout, quien encabeza el consejo provincial de Al Anbar.

En Siria, país devastado por la guerra desde 2011, el EI continuó su ofensiva contra la ciudad de Hasaka (noreste), donde hizo explotar al menos cinco coches bomba, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Los yihadistas están “a las puertas de Hasaka”, precisó esta oenegé con sede en Reino Unido, precisando que los combates en esta ciudad mataron a 26 yihadistas y 27 combatientes de las fuerzas gubernamentales desde el 30 de mayo.

Las fuerzas leales a Damasco, cada vez más debilitadas, recurren a los ataques aéreos con barriles de explosivos contra las zonas rebeldes. Al menos 37 personas, entre ellas 10 niños, murieron en ataques en el norte del país, precisó el OSDH.

Asimismo, Human Rights Watch dijo disponer de “pruebas sólidas” que confirman el lanzamiento de barriles de gas tóxico por parte del régimen en el norte del país.

El líder del Frente al Nosra, rama siria de Al Qaida, calificó el miércoles de “ilegítimo” el califato que quiere instaurar su rival, el grupo Estado Islámico, y descartó una reconciliación entre las dos organizaciones yihadistas.

La rivalidad entre los dos movimientos se agravó después que el EI anunciara en junio de 2014 su voluntad de instaurar un califato en Siria y en Irak.