El gobierno ucraniano aseguró este miércoles que no permitirá la entrada del gigantesco convoy ruso con ayuda humanitaria que se acerca a la frontera, por temer que pueda encubrir una intervención militar.

El ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov, señaló que “Ningún ‘convoy humanitario’ del (presidente ruso, Vladimir) Putin pasará por la región de Jarkov”. Esta zona queda en el noreste del país, y es por donde Moscú dijo que entraría la columna de camiones que partió el martes del suroeste de la capital rusa.

“El cinismo de los rusos no tiene límites. Primero nos entregan tanques, (lanzacohetes múltiples) Grad, terroristas y bandidos que matan a ucranianos y luego nos mandan agua y sal”, espetó por su parte el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk.

El convoy transportaría más de 1.800 toneladas de alimentos, medicamentos y generadores para las poblaciones del este de Ucrania, que sufren desde hace cuatro meses el conflicto entre los separatistas prorrusos y las fuerzas ucranianas.

Kiev y Occidente acusan a Rusia de armar a los separatistas prorrusos, algo que Moscú desmiente.

El convoy, de más de 3 km de largo de camiones blancos, según diferentes fuentes rusas oficiales, continuaba este miércoles su ruta, estando a unos pocos kilómetros de la frontera.

Según autoridades de Moscú, la llegada de la ayuda está prevista el miércoles por la noche.

¿Un caballo de Troya ruso?

Tanto Kiev como Occidente sospechan que este convoy podría ser una versión moderna del caballo de Troya: una ayuda humanitaria tras la que se escondería una operación de desestabilización o refuerzos para los separatistas prorrusos.

La modalidad exacta de la ayuda rusa es objeto de negociaciones desde hace dos días, y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, aseguró el martes que había recibido la luz verde definitiva de Kiev.

Sin embargo, un portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo a la agencia AFP desde Kiev, que las discusiones “continuaban”.

“Todavía deben decidirse muchos aspectos entre ambos gobiernos y el CICR”, declaró el portavoz, Andre Loersch. “El CICR necesita más detalles sobre la composición del convoy”, agregaron desde la Cruz Roja.

Cabe destacar que Ucrania exigía en un principio que el contenido del convoy se descargara en la frontera y fuera transportado en camiones gestionados por el CICR, para que llegara prioritariamente a la población del bastión separatista de Lugansk.

En cambio, los rusos argumentaron que tal traspaso llevaría mucho tiempo, y propusieron que, tras una inspección en la frontera, sus camiones continúen su ruta bajo el auspicio del CICR, con representantes de la Cruz Roja, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y del gobierno ucraniano a bordo.

Las autoridades rusas denuncian que la situación humanitaria en Lugansk, donde no hay ni electricidad ni agua corriente, es “crítica” y por lo mismo inestable.

Una de las últimas bajas en el conflicto son los 12 miembros del movimiento ultranacionalista Pravy Sektor, que combaten junto a las fuerzas ucranianas, quienes murieron este miércoles en una emboscada en Donetsk, según el portavoz del movimiento. El ejército ucraniano anunció 11 muertos en 24 horas.

La ONU cifra en 1.300 las personas muertas desde el inicio de los combates en el este de Ucrania, y en al menos 285.000 las que huyeron.

Putin tiene previsto dirigir este miércoles una reunión de su Consejo Nacional de Seguridad en Crimea, la península ucraniana que Rusia se anexionó en marzo, donde el jueves ofrecerá un discurso ante diputados rusos.