El asesinato a plena luz del día en Buenos Aires de un supuesto narcotraficante colombiano volvió a encender luces rojas en Argentina como país de tránsito y elaboración de cocaína y de lavado de dinero.

Carlos Alberto Gutiérrez Camacho, de 41 años, murió baleado el lunes en los bosques del barrio de Palermo mientras paseaba en bicicleta junto a su novia Solange Kive Trujillo Velázquez, de 22.

El paseo de Palermo es considerado el pulmón verde de Buenos Aires, habitualmente se llena de gente practicando deportes, y eso fue lo que ocurrió esa soleada tarde del lunes, feriado de Carnaval en Argentina.

Pero la tranquilidad del lugar se vio quebrantada por una ráfaga de once disparos provenientes de una pistola calibre 380 que llevaban dos hombres subidos en una motocicleta, un modus operandi frecuente entre los narcos.

Gutiérrez Camacho cayó de bruces sin vida sobre la acera y su novia recibió dos impactos, uno en la pierna y otro en la espalda, y se recupera en un hospital.

Los casos de asesinatos relacionados con el tráfico de drogas se multiplicaron en los últimos años en Argentina, un destino de personas vinculadas al crimen organizado por la facilidad para el lavado de activos y su política migratoria, según expertos.

El establecimiento de traficantes en Argentina “es algo que viene ocurriendo desde hace rato, pero ahora tiene más visibilidad en los medios”, dijo Ricardo Vargas, experto en drogas y director del centro de estudios Acción Andina de Colombia.

“Son personas que han acumulado capitales y buscan lavarlo en Argentina y en el Cono Sur. En primera instancia yo no veo tanto la instalación de unas bases de exportaciones en Argentina, que las hay, pero no como una gran ruta de tráfico internacional”, agregó.

Otra ventaja es la porosidad de las fronteras, que explica el ingreso de capos muy pesados, como Joaquín Guzmán, el “Chapo”, recientemente detenido en México, que habría estado en Argentina en 2010, según la prensa local.

Crimen acapara titulares

El crimen de Palermo acaparó los titulares de los medios de comunicación, especialmente la televisión, en momentos en que la serie colombiana “Pablo Escobar, el Patrón del Mal”, sorprende por el nivel de audiencia.

La vida de Pablo Escobar Gaviria, el capo del cartel de Medellín, atrapa a los espectadores del país sudamericano, donde se encuentran radicados la mujer y los hijos del asesinado narcotraficante.

Los primeros hechos de violencia que involucran a colombianos en el país sudamericano se remontan a 2008. En julio de ese año, dos hombres fueron asesinados a balazos en el aparcamiento de un centro comercial de Martínez, ubicado en la periferia norte, y el hecho se vinculó con las drogas.

Un año después, otro fue muerto a balazos en una esquina del centro comercial, con antecedentes de vinculaciones con narcotráfico en Medellín.