En un país que rinde culto a la perfección física y las cirugías plásticas, no es extraño que en Venezuela los maniquíes comunes sean considerados “fuera de lugar”.

Consciente de esta realidad y atormentado por las bajas ventas de su empresa, el fabricante de maniquíes de esa nación, Eliézer Álvarez, decidió dar un giro a su trabajo y comenzó a confeccionar figuras que se ajustaran más a la situación local.

Senos y traseros muchos más grandes, cinturas pequeñas y piernas más largas son las principales características de los maniquíes que crea Álvarez y que simulan el cuerpo de las “perfectas” operadas venezolanas.

El trabajo de este hombre fue rescatado en un amplio reportaje realizado por el diario estadounidense The New York Times, donde dan cuenta que desde que Eliézer implementó los nuevos muñecos, sus ganancias crecieron considerablemente.

Este modelo “perfeccionado” de maniquí atraería más mujeres a las tiendas, incluso a aquellas que no tienen un físico similar a este, pero que anhelan algún día poder someterse a una cirugía estética que las deje así.

Por ejemplo, una consumidora llamada Reina Parada, dijo “Cuando tú vez a una mujer así, dices: ‘wow, quiero verme como ella’”, al mismo tiempo que tocaba el torso de uno de los maniquíes, añadiendo que si bien ahora no tiene los medios para someterse a una intervención, le gustaría en el futuro hacerlo. “Te ayuda a mejorar tu autoestima”, expresó.

De acuerdo a The New York Times, la belleza se volvió una obsesión en Venezuela entre fines de la década de los ’70 y comienzos de los ’80, cuando el país ganó 3 veces el concurso Miss Universo.

“Su éxito en la escena internacional adquirió una resonancia especial. Llegó cuando el país estaba luchando con las expectativas frustradas de la bonanza petrolera de 1970 y la crisis económica profunda que siguió, trayendo consigo una crisis de confianza nacional”, dicen en el diario.

De este modo, la fama de las reinas de belleza ‘ayudó a alimentar la fascinación por la cirugía y los procedimientos como implantes de senos, abdominoplastía, rinoplastía (nariz) y las inyecciones para levantar glúteos.

Osmel Sousa, director del Miss Venezuela, atribuye el éxito precisamente a tendencia. Según él, que la primera Miss Universo de Venezuela se hiciera cirugía de nariz, hizo posible la victoria hace más de tres décadas.

“Cuando hay un defecto, lo corrijo. Si se puede solucionar fácilmente con cirugía, entonces ¿por qué no hacerlo?”, expresa en el reportaje.

“Yo digo que la belleza interior no existe. Eso es algo que las mujeres feas inventaron para justificarse a sí mismas”, afirma sin remordimientos.

The New York Times

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