Al menos una persona murió y otras ocho resultaron heridas en la explosión de varias bombas este miércoles frente a una sede provincial del gobernante Partido Comunista Chino, anunció la policía.

“Se registraron varias detonaciones causadas por artefactos explosivos de tamaño reducido, cerca del comité provincial del partido en Taiyuan”, capital de la norteña provincia de Shanxi, declaró la policía local en su página internet.

“Funcionarios de seguridad pública están ya en el lugar de los hechos para investigar el incidente”, agregó.

El gobierno provincial informó en su página internet, citando fuentes policiales, que las explosiones, que ocurrieron poco antes de las 08:00 horas (00:00 horas GMT), dejaron una persona muerta y otras ocho heridas, una de ellas de gravedad.

Según la agencia de noticias estatal Xinhua, las bombas, al parecer artesanales, estaban cargadas con bolas metálicas de rodamientos, habitualmente utilizadas para causar más daños.

El canal público de televisión CCTV informó que algunas de las bombas estallaron en unos canteros con flores en la entrada de las oficinas del partido.

CCTV señaló que unos 20 autos estacionados a 100 metros del lugar de las explosiones sufrieron daños y que bomberos y policías están llevando a cabo tareas de rescate y de investigación.

Por su lado, el grupo de prensa Caixin indicó en su sitio internet que las autoridades de la provincia mantenían una reunión de emergencia.

Testimonios difundidos por Caixin dieron cuenta de siete explosiones a lo largo de varios minutos y que el suelo tembló por la potencia de las detonaciones.

Fotos publicadas en la red social Weibo, el equivalente chino de Twitter, mostraron varios vehículos con múltiples impactos en la carrocería y sus neumáticos perforados. En una de las fotos se pueden ver dos esferas metálicas, que podrían ser piezas de cojinetes.

Xinhua citó a dos testigos que dijeron haber oído primero una fuerte detonación, luego vieron humo y una camioneta que explotaba.

Las explosiones tuvieron lugar una semana después de que un grupo de ocho “terroristas”, según las autoridades chinas, perpetrara un atentado en la plaza Tiananmen de Pekín, el lunes 28 de octubre.

Este ataque dejó dos muertos, además de los tres ocupantes del coche, y 40 heridos.

Según el informe de la policía china, tres uigures de Xinjiang embistieron entonces la entrada de la Ciudad Prohibida de Pekín con un coche cargado de bidones de gasolina.

La televisión pública aseguró que en el atentado, no reivindicado, participaron ocho “terroristas” que llevaban cuchillos tibetanos y 400 litros de gasolina.

Según el jefe del aparato de seguridad chino, Meng Jianzhu, el ataque tuvo el apoyo de un grupo separatista, el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental.

Las autoridades no han ofrecido ninguna prueba para apoyar esta afirmación, que suscitó muchas dudas entre los expertos, dado el carácter “casero” del ataque y la inexistencia de un bastión islámico extremista en China.

Para las organizaciones uigures, estas afirmaciones son meros pretextos para justificar más represión en región.

Xinjiang es una inmensa región autónoma situada en los confines occidentales de China y que con regularidad se ve sacudida por desórdenes que las autoridades imputan generalmente a “terroristas” y “separatistas”.

El Comité Central del Partido Comunista debe reunirse en sesión plenaria el próximo fin de semana para discutir, entre otros temas, importantes reformas económicas.