El 1 de octubre comienzan a regir las modificaciones a la Ley de Donante Universal que, entre otras cosas, estipula que todos los chilenos mayores de 18 años son donantes, salvo quienes declaren ante notario su voluntad de no serlo. En la Sociedad Chilena del Trasplante discrepan de la funcionalidad de la ley para promover la donación de órganos.

Este año la Ley de Donante Universal sufrió algunas modificaciones, las que fueron publicadas en el Diario Oficial en junio pasado y que entrarán en vigencia el 1 de octubre próximo, y que fueron realizadas con el fin de aumentar el número de donantes.

Lo principal, es que desde ese día, los chilenos mayores de 18 años serán automáticamente donantes de órganos, salvo quien exprese lo contrario en una declaración jurada ante notario.

Un documento que éstas oficinas se encargarán de hacer llegar al Registro Nacional del No Donante que manejará el Registro Civil, y que deberá ser presentado antes que se decida la extracción de un órgano. Los formularios ya fueron entregados al servicio, como informó el ministro de Salud Jaime Mañalich.

La ley, además, incluye un principio de reciprocidad que estipula que quienes están inscritos como donantes tendrán prioridad a la hora de necesitar un órgano, por sobre quien haya declinado serlo. Un punto que para el presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, es justo y ayudará a aumentar el número de donantes.

Sin embargo, la presidenta de la Sociedad Chilena de Trasplante, Angela Deluchi, discrepa de la efectividad de la ley para promover la donación de órganos. Para ella, la ley ha sido contraproducente.

Actualmente hay alrededor de 3 millones de personas que han declarado no ser donantes, y se teme que el número aumente. Al otro lado, hay una lista de espera de 1.500 personas que necesitan un riñón y ese número se eleva a 1.800 si sumamos los hepáticos, cardíacos y pulmonares.

Por ello, Deluchi enfatizó en la educación y cultura que debe haber sobre el tema y la importancia que la familia converse y se plantee qué haría frente a una situación de accidente o muerte fortuita de algún ser querido.