Diferencias sustantivas en el discurso tuvo a lo largo de la jornada de ayer martes el Gobierno, en medio de lo que se reconocía como una las peores crisis para la actual administración, tras desatarse la huelga de los recolectores de basura.

Uno de los primeros en abrir sus fuegos fue el titular de Salud, Jaime Mañalich, que acusó en duros términos a los alcaldes por la situación, tildando a los ediles de negligentes. Además advirtió que de no deponer la toma a los vertederos, se aplicará todo el rigor de la Ley, no descartando aplicar sumarios sanitarios.

La vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, no se quedó atrás y pasado el mediodía, apoyó a su par de Salud, advirtiendo de paso que ningún gobierno tiene responsabilidad en el actual escenario, sino que es una “cuestión” entre Municipios y Privados.

Este discurso horas más tarde fue moderado, puesto en La Moneda se indicó que no gustaron las declaraciones. Pese a esto, durante los análisis políticos posteriores en el Palacio gubernamental, aparecieran las declaraciones y gestiones de Michelle Bachelet en 2008, cuando vivió una manifestación de los mismos sindicatos, los cuales incluso llegaron a botar basura en el frontis de La Moneda.

En esa oportunidad, Bachelet instauró una mesa de diálogo que encabezó el ex ministro José Antonio Viera Gallo, lo que se tradujo en un proyecto de ley que fue incluso anunciada en la cuenta pública del 21 de mayo, pero según se afirmó, nunca vio la luz.

El ministro del Trabajo, Juan Carlos Jobet, en conversación con Radio Bío Bío, apuntó derechamente a la administración de la ex presidenta, al cual acusó de no haber materializado su compromiso con los trabajadores.

Hecho político de relevancia que hizo retomar el camino de aunar posiciones con los sindicatos, para llegar a consensuar en una mesa de diálogo, tal como lo reiteró Jobet en La Moneda.

Junto con ello, el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, se desmarcó de las declaraciones del ministro de Salud asegurando que el problema de no existir un lugar para botar los desechos domiciliarios no era tal, echando por tierra un posible desbloqueo de los vertederos.

Cambio de postura, que según fuentes en el Palacio, afirmaron que tanto el discurso de Jobet como de Ubilla, apuntó a oxigenar el ambiente para poder llegar a una negociación real con los funcionarios.