Por René Naranjo S.

El regreso a Chile de la soprano Cristina Gallardo-Domas es una gran noticia para la ópera en nuestro país. Tras una formidable carrera de dos décadas, que la llevó a cantar roles emblemáticos (Traviata, Boheme, Butterfly) en la Scala de Milán, el Met de Nueva York, la Opera de París y otros tantos escenarios mundiales del más alto nivel, Cristina Gallardo ha optado por instalarse aquí para explorar nuevos desafíos artísticos y contribuir a perfeccionar el trabajo de la nueva generación de cantantes líricos nacionales. Para marcar claramente este retorno, ofreció un recital en el Teatro del Lago, el pasado sábado 16.

La magnífica sala de Frutillar la recibió con una concurrida asistencia, que siguió su presentación con atención y entusiasmo. Acompañada solamente por el destacado pianista Jorge Hevia, Cristina abordó dos repertorios distintos en este concierto: en la primera parte, cantó canciones de los españoles Enrique Granados, Xavier Montsalvatge, y Juan Durán, mientras que en la segunda interpretó célebres arias de óperas como ‘Adriana Lecouvreur’ y ‘La Wally’.

Interpretar. Esa es una palabra esencial en el arte de la soprano chilena. En escena, Cristina Gallardo convierte todo su cuerpo en un instrumento expresivo, que vibra por completo y sabe generar creciente interés en cada una de las obras que canta, incluso -como en esta oportunidad- en aquellas que el espectador apenas ha escuchado o desconoce totalmente.

Las canciones de Granados, clásicas de fines del siglo XIX, sonaron plenas de estilo y encanto; las del más contemporáneo Montsalvatge, bautizadas como ‘Cinco canciones negras’), remitieron al blues y al jazz en medio de un intimo clima. En una de ellas, ‘Canción de cuna para dormir a un negrito’ Cristina generó una intensa situación teatral al crear con su echarpe la ilusión de una imaginaria criatura. En este ambiente, llegó el feliz estreno mundial de la ‘Balada’ de Durán (nacido en 1960), con letra de Gabriela Mistral, y un bello tema cantado en lengua gallega, ‘O limite increado’.

En la segunda parte del recital, la ópera se impuso con toda su fuerza y exigencia, y la soprano estremeció al público con la desoladora ‘Adieu, notre petite table’, de ‘Manon’, de Massenet y con el profundo dramatismo de ‘L’altra notte in fondo al mare’, del ‘Mefistófeles’, de Boito, para cerrar con su compositor preferido, Giacomo Puccini, de quien interpretó la conmovedora escena ‘Sola, perduta e abbandonata’ con una emoción pocas veces en un escenario chileno. La prolongada ovación con que la audiencia premió a Cristina fue correspondida por ella con un ‘Summertime’, de Gershwin, fuera de programa y sensacional.

Ciertamente, Cristina Gallardo-Domas tiene la posibilidad, en esta nueva etapa de su carrera, de realizar un aporte muy relevante al desarrollo de la ópera en Chile y a la creación de nuevos públicos para el arte lírico, sin por ello dejar de incursionar en producciones internacionales como ‘Il Postino’ (que cantará este año en Madrid) y una ‘Carmen’ que se anuncia para 2014.

Qué venga toda esa expresividad interpretativa! La necesitamos.

Cristina Gallardo Domas | Créditos: Osvaldo Guerrero

Cristina Gallardo Domas | Créditos: Osvaldo Guerrero