Dos campesinos murieron la tarde y noche del sábado en el valle del Aguán, noreste de Honduras, escenario de una encarnizada lucha por la tierra que deja unos 90 muertos desde 2010, denunció un portavoz del movimiento agrario.

“Nos han matado a dos compañeros, uno después de otros, primero a Juan Pérez (41), y horas después a William Alvarado (23)”, precisó a la AFP el portavoz del Movimiento Unificado Campesino de Aguán (MUCA), Vitalino Álvarez, en entrevista telefónica desde esa zona.

Álvarez relató que Pérez que se dirigía en bicicleta, procedente de la ciudad de Tocoa, hacia el asentamiento campesino “La Aurora” cuando le atacaron a tiros en el camino un número indeterminado de personas.

Dos horas y media después, Alvarado iba en otra bicicleta de Tocoa hacia el asentamiento campesino Taujica, y en la misma forma, otros desconocidos le salieron al paso y le “descargaron un arma de fuego”.

“A quien más vamos a responsabilizar que a los guardias de los terratenientes”, sentenció el portavoz.

Cerca de 90 personas, la gran mayoría campesinos, han muerto en los últimos tres años en la fértil zona del valle del Aguán, en disputas entre agricultores que ocupan tierras cultivadas de palma africana y los guardias de las fincas contratados por los terratenientes.

El último caso se produjo el 30 noviembre cuando Wesly Ávila, de 26 años, fue asesinado cerca de la comunidad La Confianza, en Tocoa.

Un portavoz de los latifundistas sostiene que los propietarios de la tierra no acuden a la violencia, sino a los tribunales, aunque no hay ningún preso pese a la ola de crímenes que se desató en enero de 2010.

Los campesinos integrados en varias organizaciones, incluyendo el MUCA, sostienen que esas tierras les pertenecen desde que en la década de 1980 les fue entregada en el marco de una reforma agraria.

En 1992, una ley permitió que esas parcelas fueran vendidas, y algunos dirigentes de los agricultores, a espaldas de sus bases, las cedieron a precios bajos a los terratenientes.