Atentados con bomba dejaron este jueves 92 muertos en Quetta (suroeste de Pakistán), dos de los cuales se produjeron frente a un club de billar frecuentado por chiitas que provocó la muerte a más de 80 personas, lo que lo convierte en el ataque más mortífero en Pakistán en los últimos dos años.

Un primer ataque con bomba mató a once personas e hirió a 27 en un mercado muy frecuentado de esta ciudad, capital de Baluchistán, una provincia limítrofe con Irán: el artefacto explosivo estaba ubicado debajo de un vehículo de los Frontier Corps (FC), una unidad paramilitar.

“La bomba apuntaba a los paramilitares de los Frontier Corps, porque fue colocada bajo su vehículo”, indicó un responsable de la policía, Abdul Razzaq. Según él, se trataba de una bomba de relojería de entre 20 y 25 kilogramos.

Luego, por la noche, se produjo un doble atentado en un club de billar repleto de gente en otro barrio de la ciudad, de mayoría chiita, indicaron las autoridades locales.

Al menos 81 personas murieron, de las cuales “nueve miembros de la policía” y un camarógrafo de un canal local, dijo en una conferencia de prensa en Quetta un alto responsable de la policía, Mir Zubair Mehmood, que no excluyó que el balance pudiese aumentar.

“El balance de muertos es de 81 hasta el momento”, declaró Mehmood en conferencia de prensa.

“Los dos atentados fueron ataques suicidas con bombas y el balance de víctimas puede subir”, advirtió el jefe policial.

Numerosos socorristas murieron en los ataques, añadió.

El primer kamikaze hizo estallar su carga explosiva dentro del club y unos 10 minutos después, una vez que la policía, los socorristas y los periodistas llegaron al lugar, un segundo kamikaze accionó la carga del coche bomba en el que estaba delante del local, explicó a la AFP Mir Zubair Mehmood.

Con estas cargas explosivas de “gran potencia” apuntaron deliberadamente un barrio cuyos habitantes pertenecen sobre todo a la minoría chiita de Pakistán que representa un 20% de los 180 millones de habitantes, explicó el importante responsable local Akbar Durrani.

Las explosiones dañaron numerosos negocios y edificios aledaños. Al menos cuatro ambulancias terminaron destruidas.

Este doble atentado no fue de momento reivindicado.

Este es uno de los ataques más graves contra esta comunidad musulmana. Se trata asimismo del ataque más mortífero desde el doble atentado suicida delante de un centro de entrenamiento de la policía en Shabqadar (noroeste) el 13 de mayo de 2011 en el que murieron 98 personas.

Baluchistán, una de las regiones más pobres de Pakistán, es escenario habitual de violencia, principalmente contra la minoría chiita, o vinculada al conflicto entre las autoridades y una insurrección local.

Los rebeldes de Baluchistán se alzaron en 2004, reclamando una autonomía política y un mejor reparto de los beneficios obtenidos de los recursos mineros y de gas de la región.

Los grupos de defensa de los derechos humanos acusan a menudo a las autoridades de secuestrar y matar a civiles sospechosos de pertenecer a esa rebelión o de apoyarla.