Previa reunión de estudiantes y rectoría se decidió dejar sin efecto la condicionalidad de los padres para que sus hijos participen de movilizaciones estudiantiles. De hecho, en el establecimiento educacional hicieron un “mea culpa” por la situación.

Tras la polémica en el Liceo Enrique Molina Garmendia de Concepción, por la consulta a los apoderados durante el proceso de matrícula, de si autorizan o no a sus hijos a participar en marchas o protestas en horario de clases, las conversaciones entre dirigentes estudiantiles y la rectoría del establecimiento ya comienzan a generar puntos de encuentro.

La explicación que se da ahora apunta a que hubo un error al aplicar esta medida a todos los estudiantes, dado que se trata de una situación excepcional dirigida a los alumnos que son matriculados con condicionalidad por conducta, en una medida que busca determinar una corresponsabilidad entre el establecimiento y los padres.

Con la claridad de este malentendido, el vocero del Liceo Enrique Molina Garmendia, Matías González, explicó que no habrá represalias contra los jóvenes.

Ya todos con la claridad de que esto quedará sin efecto, el rector Ricardo Morales, recién asumido en diciembre, hizo un “mea culpa” por el error administrativo.

Todas las suspicacias de que esto era para evitar la participación en movilizaciones queda así atrás, también las versiones -incluso oficiales- que indicaban que esto era requisito para todos los alumnos de primer año.

El Liceo Enrique Molina Garmendia termina así su primer conflicto del año y se enfoca en rescatar la matrícula y excelencia de antaño.