Un trabajador que sufrió un accidente laboral debió esperar ocho horas para recibir atención médica en el Hospital de Puerto Montt. Tras agotarse su paciencia, el hombre entró en ira y tuvo que intervenir un carabinero para que fuera finalmente atendido.

Gonzalo Rogel, trabajador de servicios menores en el Colegio Bosques de Alerce, golpéo fuertemente su cabeza contra el techo de un furgón que a diario lo traslada hasta su trabajo. Al tratarse como un accidente laboral, fue llevado al Instituto de Seguridad Laboral de Puerto Montt, desde donde se le derivó al hospital de la comuna.

Una vez en el lugar tuvo que esperar ocho horas por una atención médica, pese a que el hombre presentaba mareos y dolores en su cabeza. Lo anterior provocó su disgusto y, según testigos, hizo que adoptara una actitud prepotente.

Sólo la intervención de un carabinero en la escena habría permitido que fuera atendido, lo que le hace cuestionar la efectividad de los convenios que suscribe el centro asistencial con institutos laborales de salud.

Al respecto, desde el hospital se informó que esta persona ingresó al recinto médico acogido bajo la Ley de Accidente Laboral que estipula que, dada su condición de jornal, no puede recibir atenciones médicas en centros laborales de seguridad, Sapus o en consultorios, sino sólo en hospitales.

Esto, sumado a que este paciente fue categorizado con una lesión de gravedad menor, C4, justifica en cierta medida que el hombre haya tenido que esperar tal cantidad de horas para recibir una atención profesional, sin desconocer la alta demanda en el servicio de urgencia.

Más allá del hecho puntual, este caso reabre el debate sobre los alcances de la actual ley sobre accidentes laborales, legislación que, tal como se ha sido denunciado anteriormente, discrimina entre pacientes según las funciones laborales que éstos desarrollan. La normativa sería revisada en el Parlamento en las próximas semanas.