Los opositores sirios se manifestaron este viernes en varias ciudades del país para reclamar la partida del presidente Bashar al Asad, mientras que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió que el régimen no utilice armas pesadas en la represión de la revuelta.

Como cada viernes desde el comienzo de la rebelión en marzo de 2011, decenas de miles de sirios salieron a las calles, a veces en pequeños grupos por temor a los bombardeos, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

“No cederemos a pesar de vuestros tanques y cañones”, gritaban frenéticamente los manifestantes en Aassali, un barrio del sur de Damasco.

Las fuerzas del régimen, que considera “terroristas” a los opositores, fueron ampliamente desplegadas en previsión de las manifestaciones. El acceso a Damasco estaba cerrado y en la mayoría de los barrios de la capital había retenes de seguridad, según un periodista de la AFP.

En Kafarzita (centro), los manifestantes, entre los cuales muchos niños, gritaban “Muerte antes que humillación”, uno de los lemas de los militantes contra el régimen, según los videos difundidos por los activistas.

El tono también era desafiante en la provincia de Deraa (sur): “Sólo nos arrodillaremos ante Dios”, gritaban.

Según Rami Abdel Rahman, director del OSDH, organismo que recaba sus informaciones utilizando una red de militantes y de testigos en el terreno, hubo manifestaciones en todas las regiones, salvo en las que son objeto de “operaciones militares” y aquellas desertadas por sus habitantes.

En todo el país, al menos 17 personas murieron el viernes, según un balance provisorio del OSDH que informó sobre 119 muertos el jueves. Estas cifras son imposibles de verificar con una fuente independiente.

Según un jefe rebelde local, el régimen utiliza la base aérea de Abu el Zuhur “para enviar aviones a bombardear las viviendas civiles”.

Los rebeldes, que habían afirmado el jueves que derribaron un avión de combate poco después de su despegue desde esta base, intentaron el viernes por la mañana tomar el edificio de defensa aérea de Bumakal (este).

En el frente diplomático, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunió con el primer ministro sirio Wael al Halaqi en Teherán, al margen de la cumbre de Países No Alineados, para reiterar su pedido de que cese la violencia de todas las partes.

“Todas las partes deben cesar todas las formas de violencia”, declaró Ban, para quien “la principal responsabilidad recae en el gobierno que debe dejar de usar armas pesadas”.

Ban pidió además a las potencias extranjeras que cesen de proveer armas “a las dos partes”.

15.000 refugiados en 3 días

Tras 17 meses de violencia no se vislumbra ninguna salida a la crisis. Desde que comenzaron las revueltas en marzo de 2011 más de 26.000 personas murieron, en su mayoría civiles, según el OSDH.

Las potencias occidentales se concentran ahora en la ayuda humanitaria, luego de los vanos llamados a que Bashar al Asad, respaldado por Moscú, Pekín y Teherán, entre otros, dé un paso al lado.

Este viernes, Francia pidió a “todos los donantes que se movilicen” para reforzar la ayuda, en particular europea, a favor de los refugiados. El jueves por la noche, al margen de una reunión ministerial del Consejo de Seguridad de la ONU, París y Londres habían anunciado un esfuerzo humanitario adicional de varios millones de euros.

Según la ONU 2,5 millones de personas están afectadas por el conflicto en Siria y 1,2 millones fueron desplazadas. En los campamentos de Turquía, Jordania, Líbano e Irak se registraron más de 221.000 refugiados.

En los últimos tres días habrían llegado a esos campamentos unos 15.000 refugiados.

Mientras tanto, Ankara propuso crear zonas protegidas en Siria para los refugiados a lo largo de la frontera, que fue recibida el jueves con reservas y reticencias en el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente por las dificultades que supondría garantizar la seguridad y la protección de estas zonas en territorio sirio.

En Líbano, en donde la población está profundamente dividida a favor y en contra del régimen de Bashar al Asad, al menos 25 obuses disparados por las tropas sirias cayeron en una localidad cristiana en la frontera norte, causando un herido y daños materiales, según responsables locales.