La presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, se reunió el lunes con representantes de una de las cuatro patronales rurales que apoyaron una prolongada huelga en 2008, durante la cual no se comercializaron granos y se produjeron cortes de ruta y desabastecimiento.

“La Presidenta dio una señal muy fuerte al venir a un terreno que no le fue favorable en los últimos tiempos”, aseguró Carlos Garetto, titular de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) a los periodistas al término de la reunión en la sede de la entidad.

La reunión, que se prolongó por tres horas y tuvo lugar a una semana de las elecciones presidenciales, es la primera que se produce entre la mandataria y los productores rurales, enfrentados por el proyecto de impuestos a las exportaciones de granos, en especial la soja.

Para Garetto, el encuentro fue “muy positivo” porque Kirchner se mostró “comprometida en esta etapa para consolidar hacia futuro el crecimiento de sector agropecuario donde el cooperativismo puede ser una herramienta importante”.

“El camino de la confrontación no lo quiere ni el campo, ni el Gobierno”, agregó el dirigente y precisó que en el encuentro se había tratado el proyecto de ley de Tierras con las que el Gobierno pretende limitar la venta a extranjeros y la comercialización del trigo.

Argentina, una de las potencias en producción de alimentos, es el tercer exportador mundial de soja, el segundo de maíz y el cuarto de trigo.

Las cuatro mayores entidades rurales realizaron una prolongada protesta en 2008 por un alza de impuestos a las exportaciones de soja, la principal riqueza del país, que le causó al oficialismo una dura derrota en las legislativas del año siguiente.

Las organizaciones exigían una rebaja o eliminación de los impuestos a la exportación de granos, a los que consideran ‘confiscatorios’.