El enemigo invisible de los atletas que participan en los Juegos Panamericanos de Guadalajara-2011 es el clembuterol de las carnes mexicanas, según se desprende de las advertencias de las autoridades antidopaje y del celo con el que la organización abordó la cuestión.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) difundió el martes un comunicado recordando que su “consejo a los atletas que viajan a México sigue siendo el mismo, y es que extremen las precauciones con lo que comen y donde lo comen”.

El clembuterol es un anabolizante que se usa para el engorde artificial del ganado y se considera una sustancia dopante porque aumenta la potencia de los atletas.

Para la AMA, los deportistas “deben comer en cafeterías designadas como seguras por los organizadores del evento y tratar de comer en grupo”.

La agencia acabó dando por buenos “los pasos tomados por el gobierno estatal de Guadalajara para asegurarse de que la carne a disposición de los atletas de los Juegos Panamericanos”, que se disputan del 14 al 30 de octubre, “no está contaminada”.

Ocho futbolistas mexicanos dieron positivo por clembuterol en la Copa de Oro de la Concacaf que se disputó en junio y finalmente exculpados al considerar que era resultado de la ingesta de carne con esa sustancia. También el ciclista español Alberto Contador, tres veces ganador del Tour de Francia, responsabilizó a la carne de un positivo y fue exculpado de dopaje.

El director del Comité Organizador de los Panamericanos de Guadalajara (COPAG), Carlos Andrade Garín, aseguró que carne se vigila desde los pastizales hasta el plato de los atletas.

“En la comida de la villa se hizo un cordón para evitar el clembuterol, se buscó distribuidores que no tienen fama de usarlo, también desde los animales cuando están en el campo, el traslado y la vigilancia en los rastros y analizamos la carne y se transporta con vigilancia”, explicó a la prensa mexicana.

“En la Villa les volvemos a hacer análisis y más no se puede pedir”, sentenció.

Aristóteles Sandoval, presidente municipal de Guadalajara, llegó a afirmar que “todos los restaurantes de la ciudad están certificados”.

Para Miguel Alexander Niño Rey, el médico de la selección femenina colombiana de fútbol, la cosa no está tan clara: “no tenemos previsto consumir ningun alimento en la ciudad”, dijo a la AFP en la Villa Panamericana, donde se alojan los seis mil atletas de 42 países.

Al mismo tiempo, Niño Rey consideró que el asunto exige cautela y supone una “puerta abierta porque muchos deportistas el día que salgan con esa sustancia pueden escudarse en el consumo de carnes”.

“Que se lo cuenten a otro”, respondió la judoca mexicana Karina Acosta, cuando se le preguntó por el sentir de los atletas cuando un colega daba positivo y lo atribuía a la comida.

Sin embargo, Acosta reveló que en el centro de alto rendimiento en el que se entrena en la capital mexicana no se servía ni un poco de carne de res, sólo pescado y pollo.

Al chileno Mario Guerra Salinas, que compite en taekwondo, los médicos de la delegación le avisaron sólo de que tuvieran cuidado con la lechuga y su inquietud es otra: “a la ahora que llegamos de entrenar ya no queda comida, no estamos muy satisfechos” con la comida de la Villa Panamericana.