Los dirigentes europeos han aceptado el hecho de que Grecia no podrá mantenerse a flote sin que sus acreedores perdonen una parte muy superior a la prevista de su deuda, lo que obliga a recapitalizar a los bancos de la zona euro para evitar un “tsunami” financiero.

Durante mucho tiempo, la prioridad era presionar al máximo a Atenas para que aplicara medidas de austeridad draconianas a cambio de mantener el sistema de perfusión financiera internacional, que mantiene en vida al país desde la primavera del 2010.

Pero el ejercicio ha tocado sus límites. El país se hunde en una recesión económica que complica todavía más los esfuerzos del gobierno para reducir el déficit presupuestario y frenar la progresión inexorable de la deuda pública que alcanza ya cerca del 170% del PIB nacional.

“El objetivo no es que Grecia muera curada, (sino) que lleguemos a ayudarla realmente”, dijo recientemente el minsitro belga de Finanzas, Didier Reynders, invitando así a no apretar demasiado las tuercas.

Así, los responsables europeos se han orientado progresivamente hacia una especie de “plan B” que debería incluir una opción que durante tiempo había sido excluida: imponer a los bancos tenedores de títulos griegos una condonación mayor de la prevista de la deuda que han comprado.

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, reconoció el domingo que la reducción decidida en julio es “quizá” insuficiente.

“Quizá fijamos en julio un nivel de porcentaje demasiado bajo”, dijo en relación a esta quita, al hablar de que existe “un riesgo elevado de que la crisis se agrave y se extienda”.

El 21 de julio, los países de la Unión Monetaria se pusieron de acuerdo con el sector bancario para depreciar un 21% a largo plazo el valor de sus carteras de títulos. Nivel considerado actualmente insuficiente.

“Si no se aligera el peso de la carga de la deuda de Grecia, tendrá problemas para salir de la espiral en la que se encuentra”, estima un diplomático europeo.

El diario alemán Handelsblatt, que cita fuentes cercanas a las negociaciones en curso sobre el asunto, habla de que en estudio está una condonación del 50%.

Con poco más, Argentina impuso en 2005 cerca del 70% la quita a los tenedores de su deuda tras la quiebra de diciembre de 2001, por lo que un impago de Grecia, incluso por un periodo limitado, será más difícil de evitar.

Pero las consecuencias serían más graves, ya que la deuda griega, de cerca de 330.000 millones de euros, es cuatro veces superior a la argentina de la época.

Los responsables europeos han decidido preparar la recapitalización de los bancos más expuestos de manera coordenada precisamente para evitar un efecto de propagación al sector bancario de toda la Eurozona.

Los bancos que tienen “papeles” griegos van a tener que desvalorizar fuertemente su valor en sus cuentas.

Y el riesgo existe de que la “operación verdad” sobre la deuda de Atenas siembre las dudas sobre los títulos de otros países europeos considerados como frágiles, tales como Bélgica, Italia o España, afectando a todo el sistema bancario.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, prometieron decisiones para el final de mes, antes de la cumbre del G20 que tendrá lugar a primeros de noviembre en Francia, en la que la zona euro tendrá que rendir cuentas a sus socios internacionales.

Antes de esto, la cuestión centrará la cumbre de los jefes de Estado y de gobierno europeos del 23 de octubre, tras ser postergada seis días para tener más tiempo de preparar una respuesta.

Fuentes europeas habla de “cerca de 100.000 millones de euros” para inyectar a los bancos.