El tercera línea y capitán de los ‘All Blacks’ neozelandeses, Richie McCaw, rechazó este sábado cualquier tipo de presión sobre su equipo antes del duelo de cuartos del domingo ante Argentina, en el Mundial de rugby, y prefiere ver el encuentro como “una gran oportunidad”.

Nueva Zelanda es clara favorita ante los Pumas, que nunca han conseguido vencer a este rival y que tendrán que hacer frente a la presión de los hinchas del mítico Eden Park de Auckland.

“Podemos ver el partido así (como un riesgo de eliminación) o como una gran oportunidad. Si sentimos demasiado esa presión, primero no vamos a disfrutar y luego no vamos a jugar bien. Es una gran oportunidad, tenemos que ver lo que hemos conseguido, cómo hemos jugado y la confianza con la que llegamos”, dijo.

“Debemos asegurarnos de que podemos aprovechar todo eso sobre el campo. Tenemos jugadores con experiencia y hemos aprovechado eso para prepararnos mejor”, afirmó.

McCaw es precisamente uno de esos valiosos veteranos del equipo y durante este Mundial ha superado la barrera de los 100 partidos como internacional, lo que le confirma como un auténtico emblema de los anfitriones y grandes favoritos de este Mundial.

“Los chicos están excitados y algunos también un poco nerviosos, porque estamos llegando al final del camino. Hay excitación porque esto es genial. Los muchachos están impacientes por jugar y eso es una buena señal”, estimó.

Sobre la selección de Argentina, con el que no se ha enfrentado en cinco años, dijo que el equipo tendrá que estar preparado para superar una gran defensa.

“Tienen un juego que te pone en presión a medida que avanza el partido. Sabemos aprovechar sus momentos fuertes y defienden bien, así que eso genera mucha frustración en sus adversarios. Tienen un buen juego con el pie”, apuntó.

McCaw se ha recuperado a tiempo de sus problemas físicos y afirmó también este sábado que está “listo para jugar”.

“Estoy listo para jugar, mi pie va bien. Tras haber descansado durante la semana, me he entrenado con el equipo el viernes, y estoy bien”, declaró el capitán neozelandés en rueda de prensa, interrogado sobre sus dolores en el pie derecho, que le obligaron a seguir un entrenamiento ligero los últimos días.

El jugador (de 31 años, 100 test-matches) también desmintió los rumores de que jugaría infiltrado.