El papa Benedicto XVI “lamentó” la forma en que es tratada la Iglesia católica en China, tras la ordenación ilegal de un obispo que luego fue excomulgado.

“El Santo Padre (…) lamenta una vez más la manera en que es tratada la Iglesia, y espera que esas dificultades puedan ser superadas los más rápido posible”, indica un comunicado del Vaticano.

Hace dos días, el padre Joseph Huang Bingzhang fue ordenado obispo en la provincia de Guangdong (sudeste), sin mandato pontificio.

El comunicado del Vaticano precisa que, en consecuencia, este obispo “fue sancionado en virtud del artículo 1382 del código canónico”, que prevé la excomunión de oficio.

A principios de julio, la Santa Sede ya declaró “ilegítima” la ordenación episcopal días antes de otro sacerdote chino, Paul Lei Shiyin, por haber sido conferida “sin mandato papal”.

El Vaticano y China no tienen relaciones desde 1951, fecha en la que la Santa Sede reconoció a Taiwán, y la situación se deterioró aún más en 1957, cuando China organizó su propia Iglesia Católica.

Se estima que existen unos 5,7 millones de católicos chinos, según cifras oficiales, pero están divididos entre la Iglesia oficial, cuyo clero depende de las autoridades comunistas y una Iglesia no reconocida, llamada “subterránea”, que obedece al Papa.