El gobierno británico, sometido a una presión creciente por el escándalo del News of the World, remitió el lunes a las autoridades de competencia la oferta del grupo de Rupert Murdoch para hacerse con la totalidad de la plataforma televisiva BSkyB, lo que retrasará varios meses el desenlace de la operación.

El ministro de Cultura Jeremy Hunt, encargado del tema, hizo este anuncio en el parlamento poco después de que la compañía del magnate australo-estadounidense, News Corp., afirmara que retiraba las concesiones que hizo al gobierno en su OPA para adquirir el 61% restante de BSkyB, del que posee ya 39%, y aceptaba someterse a la comisión de competencia.

Para responder a los temores de sus competidores sobre la pluralismo mediático y obtener el visto bueno del gobierno, News Corp. propuso inicialmente separar la cadena de información continua Sky News del resto de la plataforma BSkyB, y convertirla en una empresa independiente.

Tras la retirada de las concesiones, News Corp. precisó en un comunicado que “si se tienen en cuenta sólo los criterios legales pertinentes, su proyecto de adquisición conducirá a una pluralidad insuficiente en el suministro de noticias en el Reino Unido”.

Gracias a esta medida, que hasta ahora había descartado pese a los llamamientos de los numerosos detractores a la operación, el gobierno bloqueó temporalmente la compra BSkyB por parte de Murdoch, en el centro del escándalo de las escuchas telefónicas que ya le forzó a cerrar el dominical sensacionalista News of the World.

El propio Hunt, que tenía que anunciar su decisión definitiva en los próximos días, había dejado vislumbrar esta mañana un posible cambio de rumbo al señalar que escribió a dos reguladores para pedirles consejo sobre si había que dejar el asunto en manos de las autoridades de competencia.

El líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, amenazó con presentar una moción el miércoles en el parlamento para obligar al gobierno, que incluso los liberaldemócratas, socios minoritarios de la coalición con los conservadores del primer ministro David Cameron, estaban aparentemente dispuestos a respaldar.

Para tratar de salvar la operación, Murdoch anunció la semana pasada el cierre de su periódico de gran tirada News of the World, cuyo último número se publicó el domingo, pero el sacrificio de la popular cabecera no zanjó la crisis provocada por las revelaciones de que hasta 4.000 personas pudieron tener sus teléfonos intervenidos por el News of the World, entre ellas víctimas de crímenes y familiares de víctimas de atentados o de soldados muertos en Irak o Afganistán.

Murdoch, de 80 años, se reunió desde el domingo en Londres con los principales responsables de la filial británica de su conglomerado News Corp., News International, presidida por su hijo James, y reafirmó su respaldo a la directora general Rebekah Brooks, contra quien llueven las peticiones de dimisión.

Según la prensa, Brooks, quien era redactora jefe del News of the World en la época de la desaparición de la adolescente Milly Dowler, debería ser interrogada esta semana por la policía, pero sólo en calidad de testigo.

Los investigadores buscan saber quién en News International conocía la existencia de un informe interno de 2007 que entregó recientemente con numerosos mensajes electrónicos a Scotland Yard que, según la prensa, mostraba pagos a policías a cambio de información y que las escuchas estaban más extendidas de lo que se creía.

El pasado viernes, el sucesor de Brooks al frente de la redacción del News of the World, Andy Coulson, ex jefe de prensa del primer ministro David Cameron, fue detenido, interrogado y posteriormente liberado con condiciones hasta octubre.

Por otro lado, por primera vez desde que estalló la crisis, varios medios británicos, entre ellos la BBC y el Guardian, acusaron a otros periódicos del grupo de Murdoch, en particular el Sunday Times y el Sun, de implicación en este escándalo, en particular de un caso que implicaría al ex primer ministro laborista británico Gordon Brown en la época en que era ministro de Economía.