La Unión Europea se dispone a adoptar el viernes una política muy restrictiva de los movimientos migratorios, dictada en gran parte por la influencia creciente de los partidos populistas, y que incluye la posibilidad de restablecer las fronteras nacionales en el espacio Schengen y la selección para el asilo.

Esas medidas, reclamadas por Francia, apuntan a dar a la UE una “capacidad de reacción” en las crisis provocadas por la migración, declaró a la AFP Laurent Wauquiez, ministro francés de Asuntos Europeos.

El elemento más controvertido de dichas medidas, sometidas a los dirigentes de la UE reunidos en Bruselas, es la posibilidad de restablecer controles en las fronteras nacionales de los países del espacio Schengen cuando un Estado no está en condiciones de controlar su parte de frontera exterior.

“Francia presiona, pero muchos otros (países) manifiestan reservas, dado que “esta posibilidad plantea el riesgo de cuestionar el principio de libre circulación”, indicó, pidiendo el anonimato, el representante de un gran país europeo.

El proyecto de declaración común de los jefes de Estado y de gobierno de la UE insiste en el “carácter excepcional” de las medidas, condiciona su uso a “una situación verdaderamente crítica”, limita su duración y prevé una evaluación común de la conveniencia de su aplicación.

Pero la exigencia francesa suscita reticencias, ya que revela falta de confianza en Grecia, Italia, Bulgaria y Rumania y en la capacidad de estos países en asumir el control de las fronteras comunes de la UE con Turquía y la migración procedente de los países de Africa del Norte.

Cecilia Malmström, comisaria europea a cargo del asilo y las migraciones, manifestó su preocupación por los dictados de los partidos de extrema derecha y los movimientos populistas en materia de seguridad.

“En este momento, la prioridad es la seguridad. Todos los demás problemas, como los derechos de los emigrantes, la protección de los asilados y la solidaridad, están lejos de ser resueltos”, confirma Sergio Carrera, experto en cuestiones de migración.

Se punto de vista es alimentado por la posición del presidente francés Nicolas Sarkozy. En una carta enviada al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, el 6 de abril, Sarkozy rechazó todos los pedidos de Malmström relativos al asilo y a la protección internacional.

Francia aboga también en favor de poner condiciones a las asociaciones con los países de Africa del Norte, supeditándolas a que se comprometan a recibir a sus ciudadanos emigrados ilegalmente.

Finalmente, Francia reclama asimismo reglas para limitar las solicitudes de asilo.

“No se trata de construir una fortaleza, pero los ciudadanos no tienen confianza en Europa porque carecen de garantías sobre su capacidad de reaccionar en caso de crisis” provocada por flujos migratorios, sostuvo Laurent Wauquiez.

Por su parte, Malmström argumentó antes de la cumbre que Europa no debe renunciar a sus valores de solidaridad, de tolerancia y de respeto mutuo.

“Los dirigentes políticos europeos se apresuraron a condenar la violencia en Libia, Siria y Costa de Marfil, pero cuando se trata de hacer frente a las consecuencias de esos acontecimientos, y sobre todo de administrar la llegada de hombres, mujeres y niños que vienen a Europa en busca de protección o de una vida mejor, se muestran reticentes a apoyarlos”, lamentó la comisaria europea.

“Las palabras valen poco si no son seguidas de acciones concretas y de verdaderas pruebas de solidaridad”, recalcó.