Jorge Larrionda pita el final del partido, y los hinchas se miran incrédulos, mientras los jugadores de Cerro Porteño celebran exultantes. Un déjà vu de las últimas 4 ediciones de Copa Libertadores. Colo Colo queda nuevamente eliminado pese a tener la primera opción para clasificar.

Las reacciones no se hicieron esperar, unos culparon al destino, al técnico, a los jugadores, incluso algunos hablaron de una maldición…La maldición del Monumental.

Lo anterior, basado en el hecho que el año 2007 fue la última vez que Colo Colo clasificó a octavos de final, siendo las versiones posteriores sólo fracasos, quedando eliminados en el último partido jugado precisamente en el recinto de Macul.

Pero más allá del mito que se forja alrededor del estadio, queda la sensación que el cuadro albo está lejos de ser el equipo fuerte de antaño que lo llevó a levantar precisamente esta copa en 1991.

Su principal falencia es que no es un equipo sólido y regular en los 90 minutos, quedando demostrado en el partido ante los guaraníes, donde no pudieron mantener la diferencia de 2 goles a favor.

Sumado a la falta de jerarquía de los jugadores llamados a ser referentes en la cancha, categoría en la que entran Andrés Scotti y Juan Castillo, quienes pese a ser seleccionados en su país, están en deuda con su rendimiento.

Gallego por su parte ha asumido la responsabilidad que le cabe por ser el DT, aunque a su favor hay que indicar que ha tratado de sacar adelante la tarea, y aún le queda clasificar a los playoffs, donde un buen desempeño podría suavizar una campaña discreta.

Objetivamente se denota que el cuadro popular luce bien arriba, pero la zaga está al debe, con jugadores lentos a los que le complica salir jugando con tranquilidad y prefieren reventar el balón para evitar zozobras.

Aunque el lucimiento en el ataque es más bien por individualidades que por un buen juego colectivo, principalmente por la irregularidad que evidencian sus volantes creativos, Cristóbal Jorquera y Lucas Wilchez. El único que ha mostrado ganas ha sido Esteban Paredes, cuya ausencia por lesión la ha sentido en demasía el equipo. Y por supuesto Diego “Pichón” Rubio, al que no le ha pesado la camiseta.

Luego de este fracaso lo más seguro es que el “Tolo” efectúe un poda en el plantel, donde saldrían jugadores que no han estado a la altura como Agustín Alayes, Nelson Cabrera, Mario Salgado y Daúd Gazale.

El gran pecado de Colo Colo es la ausencia de continuidad en el equipo, torneo a torneo se cambia completamente el equipo, técnico incluido, y se traen refuerzos que no son de nivel. Mencionar nombres sería de perogrullo.

Reestructuración no es sacar y traer jugadores, es delinear un equipo con una forma de juego definido como la “U” o la UC, uno con el arco rival como máxima, el otro con un dominio y control del balón absoluto.

Algo tan simple como creer en un proyecto deportivo a largo plazo, como lo hiciera Harold Mayne-Nicholls en la “Roja”, como lo hace la UC con Juan Antonio Pizzi, como lo hace el Manchester United con Sir Alex Ferguson, entre otros ejemplos.

Pero aún hay un tema más de fondo, un equipo tal y como juega Colo Colo, puede ser campeón. Una racha ganadora para meterse en los playoffs, una genialidad en los partidos decisivos y se llevan la copa…sin merecimientos. Señores, esta es la realidad del fútbol chileno.