Los coptos de Egipto celebraron el viernes la Navidad ortodoxa en un ambiente de luto y bajo un importante dispositivo de seguridad, después del atentado contra una iglesia de Alejandría que dejó 21 muertos.

En Alejandría (norte), decenas de policías fueron desplegados en los alrededores de la iglesia de los Santos, donde tuvo lugar la matanza. Pero no fue suficiente para tranquilizar a algunos de los fieles, como Jamil, de 40 años, aún “enfurecido y conmocionado”.

“En lugar de protegernos, el régimen nos reprime”, afirma, recordando otras muertes de coptos en los últimos años.

“Celebramos la Navidad, pero estamos tristes”, dice por su parte Magdi Ramez, un ingeniero de El Cairo.

En algunas iglesias, los fieles colgaron banderolas en la víspera de Navidad donde se podía leer: “Nuestra iglesia siempre está al lado de los mártires. La gente libre no le tiene miedo a la muerte”.

Algunos musulmanes quisieron expresar su solidaridad. “Llamé a mis amigos para desearles una feliz fiesta y decirles que compartimos todos el mismo dolor”, afirma Ihab Radi, un militante asociativo de El Cairo.

Cerca de 70.000 policías y reclutas fueron movilizados para vigilar las iglesias en esta Navidad ortodoxa, según los servicios de seguridad.

Además de los riesgos de otro atentado, las autoridades quieren prevenir nuevas manifestaciones de protesta de la comunidad copta, que provocaron altercados con la policía en estos últimos días.

El jueves por la noche, el patriarca copto ortodoxo Shenouda III celebró una misa en la catedral de El Cairo, alrededor de la cual se desplegaron unos 3.000 policías.

La ceremonia, retransmitida por siete cadenas de televisión, contó con la presencia de varios miembros del gobierno, los dos hijos del presidente Hosni Mubarak, Alaa y Gamal, musulmanes sunitas, y varios embajadores extranjeros.

El jefe espiritual de los coptos ortodoxos deploró “el martirio de un gran número de inocentes” en el atentado de Alejandría.

También evocó el tiroteo que mató a seis coptos en enero de 2010 en el pueblo de Nagaa Hamadi, en el Alto Egipto, una forma de recordar que el veredicto de los presuntos asesinos, el 16 de enero, se espera con mucha expectativa.

Por otra parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, denunció el viernes “un plan” particularmente “perverso de depuración religiosa” en Oriente Medio, durante su discurso de Año Nuevo a las autoridades religiosas de Francia, a las que se sumó de forma excepcional el representante de los coptos en este país, que son entre 45.000 y 250.000, según las fuentes.

Los coptos, en su mayoría ortodoxos, representan entre el 6 y el 10% de los 80 millones de la población egipcia.

El presidente egipcio Mubarak llamó por teléfono al patriarca copto para asegurarle que “el terrorismo no conseguirá traumatizar al pueblo y no privará a los coptos de la alegría de la fiesta”, según la prensa gubernamental.