Irak sale de ocho meses de crisis con un acuerdo forzado entre las distintas facciones políticas sobre el reparto del poder que abre el camino para la elección, este jueves por la tarde, del presidente del parlamento y del jefe del Estado.

Este acuerdo, alcanzado el miércoles por la noche tras tres días de arduas negociaciones, primero en Erbil y luego en Bagdad, reparte los principales cargos del país entre las distintas etnias y confesiones, ya que el presidente de la República será kurdo, el primer ministro, chiita, y el presidente del parlamento, sunita.

El kurdo Jalal Talabani seguirá siendo presidente de la República, el chiita Nuri al Maliki comenzará un segundo mandato como primer ministro y la presidencia del parlamento recaerá en el diputado sunita de la lista Iraqiya Osama al Nujaifi, afirmó a la AFP el portavoz gubernamental Ali al Dabagh.

Los 325 diputados están convocados para las 15:00 horas local (12:00 horas GMT).

“El parlamento se reunirá hoy para resolver el tema de los tres puestos y formar un gobierno basado en una asociación real que aportará seguridad a su pueblo”, declaró en rueda de prensa en Bagdad el presidente de la región autónoma del Kurdistán, Masud Barzani, que fue durante tres días el anfitrión de estas negociaciones.

La tarea fue difícil ante la divergencia de posiciones entre el primer ministro saliente Al Maliki, que quería mantenerse en el poder pese a que su movimiento sólo consiguió 89 de los 325 escaños en las legislativas del 7 de marzo, y el ex jefe de gobierno Iyad Allawi, que reivindicaba el mismo puesto.

Allawi alegaba que su lista laica, muy apoyada por los sunitas, encabezó los resultados, con 91 escaños.

“En los últimos minutos de la reunión del miércoles, nuestros hermanos de Iraqiya adoptaron una actitud muy responsable decidiendo participar en el gobierno y en la reunión del parlamento y espero que el jefe de Iraqiya acepte dirigir el Consejo Nacional de Política Superior (CNPS), ya que es un puesto de gran responsabilidad”, comentó Barzani.

Según el dirigente kurdo, este nuevo organismo será creado por una ley y tomará “las decisiones estratégicas importantes”. Se trata de un puesto para compensar a Allawi, quien reprochaba a Al Maliki ejercer un poder personal sin consultar con los otros partidos políticos.

El nuevo gobierno, el tercero desde la instauración de elecciones pluripartidistas tras la caída de Sadam Husein en 2003, tendrá los mismos componentes que el anterior.

Este acuerdo obtenido con fórceps, en un momento en que crecía la impaciencia de la población ante el aumento de atentados, también llega precedido por presiones del exterior, sobre todo de Estados Unidos.

“Los estadounidenses apoyarán aquello en lo que se pusieron de acuerdo los iraquíes aunque hayan surgido con ellos divergencias de puntos de vista”, recalcó Barzani.

Se refería a las reservas emitidas por Washington sobre la participación en el gobierno de los partidarios del jefe radical chiita antinorteamericano Moqtada Sadr, y a que Estados Unidos quería a Allawi en el cargo de jefe del Estado.