El gobierno italiano aprobó definitivamente este miércoles un decreto ley para volver a producir energía nuclear pese a la oposición de buena parte de la opinión pública que hace más de 20 años la rechazó en un referéndum.

“El Consejo de Ministros aprobó en forma definitiva el decreto que fija el recorrido a seguir para relanzar la producción de energía nuclear”, indicó el ministerio de Desarrollo Económico.

La construcción de las centrales nucleares se iniciará en 2013 y se calcula que comenzarán a funcionar en 2020.

La ley había sido aprobada por el Parlamento el año pasado, pero el gobierno tenía que fijar los criterios de construcción, lo que fue concretado este miércoles por medio del decreto.

La medida incluye la creación de una Agencia Nacional para la Seguridad Nuclear y enumera los “criterios generales” para la construcción de las centrales nucleares.

El punto más delicado y que suscita controversias es el lugar de construcción, ya que numerosas regiones de Italia se oponen a acoger las plantas.

El decreto establece que las empresas que administran las centrales deben asumir el costo de su desmantelamiento y prevé la creación en Italia de un depósito y de un centro para el tratamiento de los residuos radiactivos.

El gobierno prometió una serie de “compensaciones económicas”, como recorte de impuestos y costo menor de la energía, para las regiones dispuestas a alojar las instalaciones.

La norma asegura también que el regreso de la energía nuclear será hecho en forma “transparente” y con las participación de la “colectividad”.

Un asunto particularmente espinoso ya que los italianos vetaron en forma masiva en 1987, después del accidente de Chernobil, entre los más graves de la historia, de abandonar la energía nuclear para la generación de electricidad y por lo tanto el cierre de las cuatro centrales nucleares existentes.

Según los grupos antinucleares el uso de este tipo de energía contribuye a la proliferación de armas atómicas, existe el peligro de accidente y su transporte constituye un riesgo así como los desechos y materiales radiactivos, que suelen atravesar grandes ciudades.

La controversia será argumento político de las elecciones regionales de marzo y ya divide las fuerzas políticas.

Según un sondeo realizado por el instituto Demopolis que consultó 1.002 personas, sólo el 37% de los italianos son favorables a la construcción de una central en su propia región, mientras que el 53% está en contra.

Inclusive el ministro de Agricultura, Luca Zaia, candidato a las elecciones regionales en Veneto (nordeste), que se define “favorable al regreso del átomo”, reconoció que será “muy difícil” construir una central en su tierra.

“Es una vergüenza, el decreto es claramente inconstitucional”, sostiene por su parte Paolo Brutti, encargado de los temas ecológicos del partido de oposición Italia de los Valores.

“Llegó la hora de que (el primer ministro Silvio) Berlusconi diga dónde va a construir las nuevas centrales”, prorrumpió Ermete Realacci, experto en temas de ecología del Partido Democrático (izquierda).

Once regiones sobre veinte presentaron recursos contra el programa nuclear ante la Corte Constitucional y tres regiones (Pullas, Campaña y Basilicata) adoptaron leyes que prohíben en su territorio la construcción de centrales nucleares, lo que ha sido interpretado como una provocación por el gobierno.

El regreso a la fuente nuclear era una propuesta del programa electoral del gobierno conservador, que lucha contra la dependencia energética de Italia de sus vecinos y quiere bajar el precio de la electricidad.

Italia se fijó como objetivo producir el 25% de sus necesidades energéticas antes del 2030 y firmó con Francia el año pasado un acuerdo de colaboración para la construcción de centrales.