La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con su popularidad por los suelos y en una compleja situación política, desestimó la posibilidad de ser destituida y aseguró que sectores de la oposición que quieren su salida “son un tanto golpistas”.

“Yo no voy a caer. No, no voy. Esto aquí es cosa fácil, es lucha política. Las personas caen cuando están dispuestas a caer y yo no lo estoy”, dijo la mandataria en una entrevista publicada este martes por el diario Folha de Sao Paulo.

“No hay bases para que yo caiga. Y que lo intenten. Si hay algo de lo que no tengo miedo es de eso”, añadió la presidenta, una ex guerrillera izquierdista que estuvo presa y fue torturada durante la dictadura militar (1964-85).

Según Rousseff, “ese es el punto de vista de una oposición un tanto golpista. Para sacar a un presidente de la República tienen que explicar por qué”.

Rousseff fue reelegida en octubre pasado con una muy estrecha ventaja sobre su contrincante, el opositor Aecio Neves, cuyo Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) ha planteado la posibilidad de que Rousseff salga del poder antes de terminar su mandato de cuatro años pero sin especificar claramente cómo.

“Hoy gran parte de Brasil espera nuestra posición. Por eso ésta será responsable”, anunció el domingo Aecio Neves tras ser reelegido presidente de la sigla.

Sectores del PSDB habían planteado la posibilidad de un impeachment (juicio político) pero no fue una posición unánime y terminó perdiendo fuerza.

Otros sectores de la oposición también quieren la salida del poder de Rousseff en medio de un agitado clima político. A inicios de este año grandes manifestaciones callejeras pedían la salida del poder de Rousseff.

La aprobación de la presidenta se desplomó hasta el 9% y marcó su nivel más bajo desde que asumió su primer mandato el 1 de enero de 2011, según una reciente encuesta.

A sólo seis meses de iniciar su segundo gobierno, Rousseff aparece asediada por las revelaciones del escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, que golpeó de lleno a su Partido de los Trabajadores (PT) y merodea al Poder Ejecutivo, en momentos en que la economía está estancada y la inflación y el desempleo crecen en la séptima economía del mundo.

Según opositores, Rousseff también tiene responsabilidad en el caso de corrupción de Petrobras, ya que fue presidenta de su directorio entre 2003 y 2010, cuando ocurrieron los presuntos hechos.

“¿Van a probar que algún día tomé un centavo? Quiero ver que alguno lo pruebe. Todo el mundo en este país sabe que no”, zanjó.