El presidente de Túnez, Beji Caid Essebsi, reconoció en una entrevista publicada el martes que las fuerzas de seguridad no estaban preparadas para un atentado en la playa contra los turistas, como el que el viernes dejó 38 muertos cerca de Susa.

“Es cierto que nos sorprendió. Habían tomado disposiciones para el mes de ramadán pero no habían pensado que podían venir por la playa”, dijo el presidente en declaraciones a la radio francesa Europe 1.

Además del impacto que tuvo en Túnez y en el mundo, el ataque de la playa, en el que murieron 38 personas, puede causar una pérdida de 450 millones de euros en 2015, indicó el ministerio de Turismo.

El 26 de junio, un joven tunecino armado con un kalashnikov abrió fuego contra los turistas en una playa y al borde de una piscina del hotel Imperial Marhaba, en la zona turística de Port El Kantaoui, sur de Túnez.

El ataque, el peor perpetrado por los yihadistas en la historia de Túnez, tuvo lugar tres meses después del ejecutado en el museo del Bardo el 18 de marzo, en el que murieron 22 personas, 21 turistas y un policía.

El grupo Estado Islámico reivindicó los dos atentados.

Después del ataque del Bardo, los yihadistas habían amenazado con nuevos atentados durante el verano, con un tuit que parodiaba la campaña de solidaridad y decía: “#IWillComeToTunisiaThisSummer” (Vendré a Túnez este verano).

Es el tercer año consecutivo que Túnez es golpeada por ataques durante el verano y durante el mes del ramadán.

En julio de 2013 fueron asesinados el diputado Mohamed Brahmi en Túnez y ocho soldados en el monte Chaambi, en la frontera con Argelia. Exactamente un año más tarde, el ejército sufrió 15 bajas.

“Si hubo fallas, se tomarán sanciones inmediatamente”, afirmó Caid Essebsi, al aludir al hecho de que, según algunas fuentes, el asaltante, Seifeddine Rezgui, de 23 años, pudo disparar a su antojo durante 30 minutos antes de que intervinieran las fuerzas de seguridad.

El autor del asalto recibió entrenamiento en Libia, como sucedió con los atacantes del museo del Bardo del 18 de marzo pasado, informó el secretario de Estado para la seguridad nacional, Rafik Chelly.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuyo país está implicado en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, propuso ayuda para la investigación del ataque.

El martes por la mañana, los tunecinos seguían depositando flores y mensajes en el lugar del ataque, donde ya no se veía ningún dispositivo de seguridad.

Después del ataque, miles de veraneantes fueron evacuados por las compañías turísticas. La ministra de Turismo, Selma Elloumi Rekik, manifestó el lunes su preocupación por el impacto económico del atentado.

“Se hicieron evaluaciones. No se puede dar una cifra exacta pero hay que contar al menos” una perdida de “por lo menos 1.000 millones de dinares (más de 450 millones de euros).

El presupuesto tunecino para 2015 es de unos 29.000 millones de dinares (13.500 millones de euros).

Un número indeterminado de personas fueron detenidas en relación con el ataque al Imperial Marhaba.

El gobierno adoptó medidas de seguridad suplementarias, que contemplan entre otras cosas, armar a la policía turística y desplegar mil policías más para proteger los hoteles, las playas y los sitios turístico.

Por el momento, se identificó a 26 de las 38 personas muertas. La mayoría estaban en traje de baño en el momento del asesinato, sin documentos de identidad, lo que dificulta la identificación.

Los identificados son 18 británicos, tres irlandeses, dos alemanes una portuguesa, una belga y un ruso.