Cuatro semanas ya van sin clases, debido a la movilización de profesores. Vamos a cumplir un mes y la solución aún no se ve.

Los estudiantes vivimos una incertidumbre a causa de la recuperación de clases. Un cierto miedo de perder las vacaciones de invierno, un temor mayor de quedar en desventaja con colegios que no están en paro a la hora de rendir la PSU. Eso sí, destaco, no cuenten el paro como vacaciones de invierno.

Todo el dilema por un proyecto de Ley, de la connotada Carrera Docente, la cual desfavorece a los profesores, y por lo mismo es que se movilizan mostrando su descontento. Hasta ahí para mí no hay nada malo. Lo malo para mí va más allá de eso. Lo malo va en que estas cosas pueden perfectamente evitarse, y ¿de qué manera? Simple, con participación ciudadana no sólo a la hora de marchar, sino que desde antes.

Muchos eran los profesores en época de campaña electoral alabando a Bachelet, y hablando de ella incluso en la sala de clases presentándola a nosotros como la mejor alternativa, como si los estudiantes de segundo medio votásemos, aunque claro, ejercen influencia en algunas personalidades débiles, ignorantes en política que pueden transmitir eso a sus hogares, y así el discurso del profesor lograr sus frutos sumando votos de apoderados por su candidata favorita, y eso es fácil lograr con ejemplos sencillos como los que nos daban al comparar la calidad de los salones de clases entre los construidos en el primer período de Bachelet con los construidos en el Gobierno de Piñera, con claro déficit en su estructura, pero ni que los políticos en persona hubiesen construido con martillo en mano.

Esos profesores de bigote que celebraban en el Congreso el proyecto de ley que ahora en la calle critican duramente, son líderes de gremios, pero a la vez de partidos políticos. No puede ser que se cuadren con un partido porque así defenderán al gremio sólo contra su oposición. Y si es su oficialismo, con un llamado termina todo y claro que debajo de la mesa corren billetes. Milagro que este paro lleve un mes, pero la presión de masas nada más lo ha logrado.

Casi cinco años atrás, los estudiantes teníamos líderes luchando en las calles que no temían a nada al exigir derechos. Luego vinieron elecciones, entraron al parlamento asegurando seguir defendiendo la educación, pero creo que la firma de la presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, se necesitó en el proyecto. La chaqueta se da vuelta fácilmente, porque la hipocresía es común.

Quien menos culpa tiene -pero tiene igual- en todo esto, es el Gobierno. Bachelet trae como propuesta de campaña la Reforma Educacional, y eso fue lo que motivó a muchos a votar por ella, sin imaginar, ignorante o inocentemente, que esto pasaría. Hoy los mismos que la eligieron son quienes linchan su proceder, diciendo que votaron por eso! O sea, debo citar a la misma Presidenta y decirles “terminemos con la lesera”, pero también usted Presidenta, terminemos pues.

Si bien lo prometió, pero ya van cuatro semanas sin clases y si no va a funcionar su proyecto, por favor dejemos la soberbia de lado y entremos a dialogar. Usted que critica abiertamente la dictadura está siendo tremenda dictadora al imponer cosas inamovibles. Usted que dice haber sido torturada política nos está dejando a los estudiantes como torturados educacionales, porque usted que fue exiliada del país, nos exilia a los estudiantes, pero nos exilia de la educación. Claro, debe ser porque a usted le regalaron el título de médico.

Terminemos con la leserita y veamos -según mi humilde e inexperta opinión- cómo se evitaba esto. Si la gente se informara realmente a la hora de votar, si tomara consciencia del poder del voto y deja de votar por las sonrisas de abuelita y vota realmente por un candidato que piense en Chile más que en sus ambiciones políticas, no tendríamos a la señora Bachelet con la banda.

Si la gente fuera firme en sus principios y si dice que defenderá la educación, debe hacerlo por sobre intereses de partido, es decir, siendo consecuente con sus acciones, se evitaría esto. Y ojo, que ser firme con sus principios e idearios, no dice que no se pueda dialogar con las demás opiniones, porque lo que supongo que todos queremos es un mejor Chile y no implantar por la fuerza nuestra doctrina.

Ahora para terminar con esto, creo que los profesores deben buscar verdaderos líderes, que sean profesores de verdad y que al menos hayan hecho clases en lo que va de siglo y no se ganen el sueldo por solo hablar en marchas y encima hablar mal. Que sepan al menos entregar declaraciones coherentes a la prensa, que no se definan por algún partido político, pero sí se sumerjan en la política a fin de lograr lo mejor para sus representados. Y mediante un líder de verdad proceder a conversar con el Gobierno, quienes a su vez, dejando la soberbia de lado admitan sus errores y trabajen en conjunto en favor al futuro de Chile. Se escucha muy simple, pero el chaqueteo y politiquería influye en esto. Es lamentable.

Es lamentable que los estudiantes nos veamos afectados por una soberbia por parte del Gobierno, asumiendo así la culpa de que no estudiemos. Gobierno que se pudo haber evitado, pero no lo fue, y ahora hipócritamente no lo dejan trabajar los mismos que los apoyaron.

Disculpen si mi redacción no es del todo buena y si no tengo ortografía; disculpen además si reflejo algo de ira, o descontento. Y disculpen también mi ignorancia. El Gobierno no quiere que me eduque, y peor aún, el pueblo quiere estos Gobiernos.

Javier Ignacio Berrocal Valenzuela
Alumno de 4º año medio del Liceo Bicentenario de Excelencia “Altamira” de Panguipulli
Región de Los Ríos

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