Muchas personas no están felices con los profesores de sus hijos y viceversa, generándose una especie de batalla silenciosa porque ambos están descontentos con la forma en que creen que el otro actúa.

Para reducir esa tensión, la docente estadounidense con 18 años de experiencia y columnista del portal Babble.com, Kelly Wickham, aportó su pequeño grano de arena enlistando 10 cosas que a los académicos les gustaría que los padres de sus alumnos supieran.

1. Que conozcan el valor de reforzar los contenidos en casa: Muchos padres se quejan de que a sus hijos les envían demasiadas tareas para el hogar, pero no saben el valor de leer o reforzar los contenidos en el hogar. Tracy, profesor universitario entrevistado por Wickham, señala que los progenitores no ven la evidencia de ese trabajo en el aula. “Los niños no serán buenos escritores si no son buenos lectores. Eso también corre para las matemáticas”, explican.

En general, los padres que no alientan a sus hijos a hacer sus tareas es porque esperan que aprendan todo en la escuela. Incluso algunos creen que la responsabilidad de enseñar es exclusiva del profesor. “Esa es una actitud equivocada acerca de la educación. Los niños aprenden más en su hogares”, dice Kelly.

2. Los padres no deben creer que sus hijos tienen el mismo estilo de aprendizaje que ellos

Algunos padres no están contentos con la forma en que se les enseña a sus hijos porque consideran que no se adapta al estilo de aprendizaje que conocen y que de esa manera no aprenderán. Sin embargo, es importante saber que los padres y los hijos no necesariamente aprenden de la misma manera. Por ejemplo si a la madre le costaba internalizar las matemáticas cuando era pequeña, no significa que a su hijo le pase lo mismo, eso sólo ayuda a bajar las expectativas del niño y hacer que se esfuerce menos.

3. Es recomendable consultar al profesor de tu hijo realmente requiere de clases particulares

Wickham asegura que muchos niños son enviados a clases particulares adicionales cuando en realidad no las necesitan. Mientras a algunos les vendría bien algo de ayuda extra, otros niños no lo requieren y terminan estresándose innecesariamente. Por ello, los profesores pueden ofrecer una orientación válida en torno a los requerimientos educativos de los alumnos.

4. Es importante asistir a las reuniones escolares con una mente abierta y una actitud dispuesta.

Si bien el enfoque en la búsqueda del éxito puede ser diferente, lo óptimo es que padres y profesores trabajen juntos para lograr el éxito académico de los estudiantes. “En mis 18 años como educadora he visto reuniones de padres y docentes, en que un padre de familia está frustrado y enojado con un profesor por algo que su hijo no es capaz de lograr”, enfatiza. “Los profesores realmente tienen las mejores intenciones cuando se trata de la enseñanza, pero si tú estás a la defensiva se limita nuestra capacidad de lograr cualquier cosa”, agrega.

5. Permitan que sus hijos sean responsables

“Cuando los padres vienen y juegan a ser abogados después de sólo haber escuchado la versión de su hijo, ni siquiera nos permiten establecer límites”, dice Kelly. Ella cuenta que ha enfrentado a padres que le dicen que no está autorizada a disciplinar a su hijo del mismo modo que lo haría con cualquier otro estudiante. “Atar las manos no ayuda”, afirma.

Además, plantea que es perjudicial que el profesor pierda autoridad sobre un niño.

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6. La universidad no es el único futuro

“Muchos profesionales de la enseñanza pueden dar fe de que algunos de sus antiguos alumnos han experimentado el éxito profesional sin tener un título universitario”, afirma Kelly, agregando que muchas veces se ejerce presión sobre los profesores para que los estudiantes vayan a la universidad después de salir del colegio. Sin embargo, no todos quieren seguir ese camino.

7. Los padres no deben ocultar información importante sobre sus hijos a los profesores

“Díganos qué necesita su hijo y lo que funciona para ellos en casa”, dice Kelly, relatando que Erica, colega suya de Chicago, dice que cuando los profesores no saben ciertas cosas de los niños, puede dificultarse la tarea de instruirlos.

Por ejemplo si a un niño se le diagnostica un trastorno de déficit atencional e hiperactividad (TDAH) es muy importante que el docente lo sepa, pues el alumno puede llegar a tener dificultades y el profesor no sabrá cómo ayudarlo por no conocer la información.

8. Que nos escuchen.

“Cuando les decimos que algo está sucediendo por favor no digas ‘no es tu hijo’”, expresa la educadora.

“Confíe en nosotros cuando decimos que creemos que algo está mal. Nos fijamos en el niño en su totalidad y lo hacemos desde el punto de vista de un equipo de profesionales, que estamos mucho mejor preparados para identificar las cosas que le serán útiles en el aula. No lo estamos culpando, estamos ayudando a su hijo”, puntualiza.

9. No nos digan “él (o ella) no hace eso en la casa”

Los niños no se comportan de la misma manera en todas partes. No son iguales en la casa, en la iglesia, en el supermercado, el parque o en el colegio. Recuerda que tu hijo está en una sala junto a otros 30 niños como él, lo que puede influir en su conducta.

10. Recuerda que los profesores son profesionales con formación

“No esperamos que estés de acuerdo con todo lo que hacemos o esperamos de tu hijo, pero merecemos ser escuchados como profesionales. A veces, el respeto mutuo se esfuma debido a las opiniones negativas de nuestro trabajo”, enfatiza la columnista.