El terremoto (mezcla de pipeño, granadina, helado de piña y muchas veces ron) es uno de los grandes protagonistas de las Fiestas Patrias en Chile, junto a la empanada de pino o los anticuchos. Su auge ha sido tan significativo que los fonderos crearon una versión infantil, donde el alcohol es reemplazado por jugo o bebida de piña.

Este brebaje resulta muy atractivo para los niños por la mezcla de sabores. Sin embargo, resulta dañino para la salud, según advierte el jefe del Departamento de Nutrición y Salud de la Fundación Integra, Jaime Folch, quien lidera el plan alimentario de la institución parvularia.

“Básicamente es una bomba calórica, que aporta solamente azúcar, imaginemos que un terremoto normal para niños y niñas aporta 160 calorías, lo cual equivale al 10% promedio de las calorías que necesitan por día los niños entre 2 y 5 años”, apunta Folch.

No obstante, el profesional advierte algo aún más preocupante sobre la ingesta de bebidas azucaradas en la primera infancia. “Según investigaciones realizadas, el consumo de hidratos de carbono simple, como son los refrescos, más si le agregamos el consumo de grasas saturadas, repercute en el rendimiento cognitivo de los niños. Estos niños tienen menor rendimiento cognitivo y, a la vez, también va afectando la memoria a largo plazo”, alerta.

El especialista de la Fundación Integra, además, detalla otros seis efectos negativos del popular “terremoto para niños” y las bebidas azucaradas:

1. Ganancia de peso

Todas las bebidas azucaradas no aportan nutrientes al cuerpo, solo calorías extras y vacías. Tienen un gran impacto al estimular la formación de la grasa corporal, el aumento de la grasa circulante en sangre (colesterol-triglicéridos) y la presión arterial por su alto contenido en Sodio, además disminuyen los niveles del colesterol protector del corazón (HDL) en niños y adultos.

Por ejemplo, un vaso de bebida o jugo azucarado puede contener entre 130 a 170 calorías, considerando que niños de 2 a 5 años deben consumir en promedio 1100 calorías, el que consuma 3 vasos de bebida ya aporta más del tercio de sus necesidades energéticas diarias. Esto con el tiempo, se traduce en ganancia de peso considerable.

2. Peligro de diabetes

El alto contenido de azúcar del “terremoto sin alcohol” aumentan la probabilidad de tener sobrepeso u obesidad, las concentraciones de glucosa en la sangre y, con el tiempo, puede provocar alteraciones metabólicas como la falta de respuesta insulínica del cuerpo, siendo la principal causa de la resistencia a la insulina y diabetes mellitus tipo 2.

De hecho, se ha visto que los cuadros de intolerancia a la insulina se está viendo a más temprana edad, estamos hablando de 8 a 9 años, lo cual pone en riesgo la salud de los niños y obviamente su rendimiento académico en el resto de su vida.

3. Caries dentales

La aparición es multifactorial, sin embargo, el consumo excesivo de azúcar, especialmente de bebidas azucaradas, va afectando el esmalte dental por el cambio de la acidez de la boca, lo que favorece a la producción de caries dentales.

4. Provoca adicción

El consumo de azúcar genera rápidamente un círculo vicioso, mientras más tomamos esto aumenta el deseo por volver a consumir, disminuye el interés por otro líquido y produce hiperactividad en los niños. Además, el consumo de azúcares genera que el “hambre” del niño sea cada vez más pronto.

5. Factor cafeína

El alto contenido en las bebidas, principalmente en las colas, causa efectos en el comportamiento como el aumento del estado de alerta, causa de nerviosismo, irritabilidad, insomnio y taquicardia. Los niños desarrollan dolores de cabeza, cansancio y dificultad para dormir.

6. Ojo con las alergias

El contenido de varios de los aditivos para dar el color característico a las bebidas gaseosas causa diversas alteraciones como alergias e hiperactividad, debido a que son liberadores de histaminas. Los síntomas más comunes son el asma, rinitis y urticaria.

¿Alternativas?

“Es importante destacar los beneficios del agua. Es el único liquido totalmente neutro, que no altera la acidez bucal ni gástrica, no contiene aditivos que facilitan la desmineralización del hueso, no estimula formación de grasa ni promueve el aumento de peso corporal, ayuda a mantener los riñones sanos y lo más importante, nos mantiene hidratados y saludables”, explica Folch.

Pero además del agua, el profesional recomienda a los padres el consumo de jugos de frutas naturales sin añadir azúcar, agua de cocción de frutas o agua con esencias. “Los niños no necesitan la bebida azucaradas en el cuerpo, son hábitos que los padres deberían cambiar por el bien de sus hijos”, sostiene.

Folch también llama a los padres a prestar atención a las porciones de comida que darán a los niños, plantea acompañar las carnes, idealmente magras, con ensaladas verdes e incentiva a las familias a aprovechar estos días para fomentar la actividad física.