En muchas ocasiones se tiende a aconsejar a las personas con el clásico “sonreír a la vida” cuando las situaciones no se están dando de buena forma. Lo cierto es que un grupo de psicólogas aseveró que esta actitud sólo fomenta que la gente “escape de sus problemas y no los enfrente”.

En entrevista con diario El País de España, la psicóloga Rosana Pereira, del gabinete Haztúa (Centro Clínico de Psicología Positiva) indicó que las personas no pueden pretender todo el tiempo experimentar emociones positivas. En sus palabras, esto resultaría “absurdo”.

“Es evidente que, ante una situación normal, es preferible ser optimista, pero las emociones mal llamadas negativas cumplen una función adaptativa que nos ayuda a sobrevivir”, expresó.

Pereira agrega en su análisis que las emociones como ira, tristeza, estrés o el miedo pueden servir como motor de cambio en las personas, si es que son bien gestionadas por ellas.

Esto se explica porque, si las indiviuos son capaces de meditar estando en un estado de tristeza, pueden estimular su sentido crítico y encontrar respuestas más lógicas a sus problemas.

Kat Jayne | Pexels (CCO)
Kat Jayne | Pexels (CCO)

“Esto es así desde que el hombre es hombre: el cavernícola no trataba de dialogar con un guepardo ni hacía caso omiso cuando este iba a atacarle; simplemente, escapaba a toda prisa movido por el miedo a ser devorado”, destacó.

Enfrentar la realidad

Por otra parte, la psicóloga argentina Celia Antonini, escritora del libro GPS Mental, explicó al medio Infobae que hoy en día existe una exageración de la actitud positiva, con la cual se pierde la noción de las emociones reales.

“Parece mentira que ser optimistas pueda causar alguna clase de inconvenientes. Por lo general estamos acostumbrados a ver en televisión, libros de autoayuda, frases en Facebook y afiches en la calle que nos venden las ventajas de ser optimistas, pero ser optimista de manera no inteligente provoca tantos inconvenientes como no serlo”, detalla.

La profesional aclara que, en ocasiones, llevar a cabo una actitud excesivamente positiva nos hace confiar demasiado en el entorno y perder la capacidad de tomar decisiones rápidas.

 Austin Guevara | Pexels (CCO)
Austin Guevara | Pexels (CCO)

“Si yo voy viajando en un crucero y el barco comienza a hundirse y trato, por todos los medios de convencer a los que están conmigo que nos quedemos en el barco porque pienso que no se va a hundir, eso no me hace una persona optimista, sino alguien que tiene distorsionada la realidad y que no puede leer y tomar en cuenta los datos concretos que ella ofrece. El barco se está hundiendo y debería correr lo más rápido posible al bote salvavidas que me corresponda”, comentó.

Ante esto, Antonini valida la idea de llevar una actitud positiva frente a la vida, aunque esta debe tomarse con un grado importante de inteligencia, prudencia y cautela.

“El optimismo inteligente sabe que las cosas no están bajo nuestro control y que en algunas circunstancias es mejor ser prudente. Hay muchos aspectos de nuestra vida que no podemos controlar y eso hay que saberlo ver y enfrentarse a la adversidad con una actitud aceptadora. Es la clave de la vida”, concluyó.

Por último, Rosana Pereira destacó que no hay que malentender el término Psicología Positiva, ya que nada de lo que allí se expresa puede ser del todo contundente.

“Existe mucho intrusismo y los gurús hacen flaco favor a la Psicología. Cualquier sentencia contundente nos tiene que hacer sospechar; no hay que olvidar que la Psicología es de todo menos contundente”, determinó.