VER RESUMEN

Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El Papa León XIV canonizó a Carlo Acutis en el Vaticano, convirtiéndolo en el primer santo "millennial". Conocido como el "patrón de Internet", utilizó la web para hablar de Dios. Tras su muerte a los 15 años por leucemia, el Vaticano atribuyó dos milagros a su intercesión: la recuperación de un niño en Brasil en 2013 y de una estudiante costarricense en mayo de este año.

Este domingo, en una emotiva ceremonia realizada en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa León XIV canonizó a Carlo Acutis, el joven italiano que murió en 2006 a los 15 años a raíz de una leucemia.

El muchacho se convirtió en el primer santo “millennial” tras ser conocido en vida como el “patrón de Internet” por haber utilizado la web para hablar de Dios a sus coetáneos.

El primer milagro atribuido a Acutis ocurrió en 2013 en Campo Grande, Brasil, cuando un niño de siete años, afectado por un grave trastorno pancreático sin cura médica, se recuperó tras entrar en contacto con un trozo de camiseta que había pertenecido al joven.

Esta curación fue considerada milagrosa por las autoridades eclesiásticas, lo que permitió su beatificación.

EFE

El segundo caso reconocido por el Vaticano se produjo en mayo de este año. Valeria Valverde, una estudiante costarricense de 21 años, sufrió un severo trauma cerebral tras caer de una bicicleta.

Su madre peregrinó hasta la tumba de Acutis en Asís para pedir por la recuperación de su hija. Tras ello, los informes médicos confirmaron su mejoría, hecho considerado inexplicable por la ciencia y atribuido a la intercesión del beato.

El paso a paso para la canonización

Cabe mencionar que para que una persona sea canonizada, deben cumplirse tres requisitos: que hayan transcurrido al menos cinco años desde su fallecimiento, que la persona haya llevado una vida cristiana ejemplar y que la Iglesia reconozca al menos dos milagros atribuidos a su intercesión, siendo imprescindible que al menos uno ocurra después de la beatificación.