Un pequeño pueblo de Colorado (Estados Unidos) vivió una violenta jornada en 2004, cuando Marvin Heemeyer, destruyó una docena de edificios a bordo de un tanque creado por sus propias manos. ¿El motivo? El descontento con las autoridades municipales.

Si hay un nombre que no pasa inadvertido en el pueblo de Granby, estado de Colorado, es el de Marvin Heemeyer; un hombre de 52 años, que destruyó 13 edificios de la avenida más concurrida a bordo de una excavadora blindada.

El 4 de junio de 2004, el dueño de un taller mecánico llevó a cabo el plan para ajustar cuentas con las autoridades municipales, que le negaron los permisos para abrir el emprendimiento que soñaba.

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Algunos testigos se dieron cuenta de que modificó el vehículo hasta parecer “un tanque futurista”, pues la cabina estaba reforzada con placas de metal, cámaras de video y varias pistolas que apuntaban a cualquier objetivo que se le cruzara en su camino de destrucción, según recogió una nota de BBC.

Sin embargo, para muchos, Marvin Heemeyer es un héroe, mientras la locura que lo hizo actuar de forma irracional es un aviso de la vulnerabilidad de los seres humanos.

El ataque de la excavadora a prueba de balas

Eric Brenner, de 15 años, quien vivía en el sector, dijo que escuchó disparos y observó cómo la máquina arremetía contra dos edificios. “Fuimos en bicicleta a la planta de cemento y algunos de los empleados nos dijeron a mí y a mi papá que intentaron dispararle con sus armas, pero sus balas rebotaron”, dijo a los medios locales.

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Heemeyer, con la excavadora se dirigió a la planta de concreto, donde Cody Docheff, el propietario, intentó volcarlo con un tractor de carga frontal. Sin embargo, Docheff fue empujado por la fuerza del vehículo reforzado.

Para detener el paso, la policía disparó munición contra la excavadora e intentó entrar tres veces, sin éxito. Aunque después de estrellarse contra una ferretería, quedó sepultado, lo que lo dejó a merced de la policía.

Justo después, la prensa describió que el agobio que le causaba implementar un sistema de alcantarillado y el acceso de agua, fue lo último que pudo soportar, puesto que argumentó que debió luchar contra el sistema que le impedía prosperar.

De acuerdo con el sitio de noticias, 9 News, el hombre se quitño la vida con un disparo, dijo el forense del condado de Grand, Dave Schoenfeld, al verse acorralado por los agentes de la ley.

La caída de Marvin Heemeyer

Antes de la escena que terminó con la vida de Heemeyer, hay una pregunta que hay que contestar: ¿cómo fue posible que construyera un tanque 2.0?

Para ello, hay que remontarse a la infancia de este mecánico, quien nació en una granja lechera en Dakota del Sur, donde aprendió a ocupar sus manos en maquinaria pesada de siembra, además de ser reservista en el ejército, lo que sería clave para entender cómo llegó a montar un armamento en el bulldozer Komatsu D355A.

Captura

En una reconstrucción de los hechos, el diario The Denver Post, recogió el testimonio del alcalde de la época, Edward Wang, mencionando que el monstruo de acero “fue sacado de una película de Mad Max, pero mejor hecho”. “Es inquietante. Y es enorme”, añadió Wang.

No hubo indicios de locura

Sin embargo, varios vecinos que conocieron a Marvin coinciden que no había nada que causara extrañeza en su comportamiento. Incluso, Trisha Macdonald, expareja de Heemeyer, explicó que durante la relación “siempre se sintió segura con él”.

Del mismo modo, sus amigos lo describieron como una persona agradable, dispuesta siempre a ayudar a los demás y que tenía “un alto sentido de la justicia”, recalcan en el documental que recoge su historia.

Aunque el calvario para Marvin empezó en 1992, cuando compró una hectárea de terreno para expandir su taller de silenciadores de autos. No obstante, en medio de la zona también se estableció una planta de concreto cerca de su taller, lo que provocó que su sueño empezará a caerse a pedazos.

La disputa contra la política local y la burocracia lo llevó a desembolsar millonarias sumas, nublando el juicio de este comerciante, que colapsó en 2004.

Una ira incontrolable y las secuelas del ataque de Heemeyer

Por otra parte, hay personas que intuían que el hombre podría causar problemas. Entre ellos, Wang, que acusó que tenía el “nivel de madurez de un niño de 5 años”, explicó a The Denver Post.

Además, lo que llama la atención del caso es la manera de actuar de Heemeyer, puesto que nadie vio cuando modificó el bulldozer. Es más, él había arrendado la bodega donde trabajaba en los repuestos de automóviles, siendo el lugar donde guardaba el tanque casero.

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Así, nadie vio o escuchó lo que podía venir, ya que era la calma antes de la tormenta. Bob Martin, quien compartía el espacio junto a Heemeyer, mencionó que “debería haber estado trabajando allí por la noche, porque llegamos temprano y salimos tarde todos los días”, expresó a The Denver Post.

Por lo tanto, los agentes encontraron en su casa una lista con los objetivos, que incluía al alcalde, al administrador del condado, a varios propietarios de locales comerciales y los 13 edificios atacados por Heemeyer. Todos quienes le negaron la posibilidad de progresar en su negocio.

Igualmente, la Oficina del Sheriff del Condado de Grand sostuvo que Heemeyer intentó “matar a dos policías estatales que se escondían detrás de un muro de concreto, empujándolos por encima del muro”.

El plan “perfecto” de Marvin Heemeyer

Con el tiempo, se supieron más detalles del ataque perpetrado por Heemeyer, donde el hombre, a través de cartas, escribió que estaba intrigado de que nadie sospechara de su plan: “es interesante observar que nunca fui atrapado”.

Asimismo, el bulldozer que modificó fue bautizado como Killdozer, porque el interior estaba equipado con aire acondicionado, un sistema de cámara que transmitía imágenes, una reserva de comida con duración para una semana, una máscara antigás y diversas armas, como una Smith & Revólver Wesson .357 y pistola Kel-Tec P-11, describe el medio GQ.

Mientras tanto, un rifle Barrett M82 calibre 50 estaba insertado en la parte delantera del vehículo y un rifle de asalto FN FNC NATO y un rifle semiautomático Ruger Mini-14 cubrían los lados del vehículo, siendo similar a un tanque del ejército.

Por último, el descenso a la locura de Marvin provocó daños por 7 millones de dólares al pueblo, que todavía recuerda el día de furia de Heemeyer, que dejó un mensaje con una inquietante reflexión: “a veces los hombres razonables deben hacer cosas irracionales”.

Al momento del ataque, Heemeyer tuvo en jaque a la Oficina del Sheriff, la Patrulla Estatal de Colorado, el Servicio Forestal de Estados Unidos y un equipo SWAT. De la misma manera, la versión oficial recalca que demoraron 12 horas para abrir con un soplete la escotilla del Killdozer, ya que también se encontraba blindada, mientras el cadáver se encontraba al interior.