El ginecólogo se transformó en un activista para que en el mundo se deje de usar la violencia sexual como un "arma de guerra" y así permitir que miles de mujeres sean libres.

“Doctor Milagro” es el apodo de Denis Mukwege, un ginecólogo del Congo, condecorado con el premio Nobel de la Paz en 2018.

El premio honró la carrera de Denis como médico ayudando a cientos de mujeres, hace más de 20 años en la ciudad de Bukavu en la República Democrática del Congo, en medio de una guerra devastadora que desgarró la zona este de este país.

Mukwege desarrolló su carrera realizando una noble misión, reconstruyendo el cuerpo de mujeres violadas, creando un hospital específico para esta labor.

Una historia increíble de un hombre galardonado en un año en que el premio Nobel entregó una señal contra la violencia sexual, otorgándole también el premio a Nadia Murad, una reconocida activista en contra del abuso sexual en Irak.

Mujeres en el Congo
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Denis Mukwege: recomponiendo la vida de mujeres atacadas

Mucho antes de convertirse en un renombrado ginecólogo, Denis era un niño que acompañaba a su padre, un pastor, a visitar enfermos en Bukavu, su ciudad natal.

En medio de estas visitas, una situación lo marcó profundamente. Cuando tenía 8 años vio a un niño con una enfermedad terminal por el que no podían hacer nada más que rezar.

Ese momento, Denis Mukwege decide convertirse en médico, indicándole a su padre “puedes rezar, pero te daré medicinas”.

De esta forma comenzó su carrera en la medicina. En este camino, también se encontró con otra situación chocante. En la zona donde vivían los militares, empleaban como “estrategia de guerra” violar a las mujeres de la zona, consignó DW.

Esta situación lo inspiró para que en 1999, luego de haber tratado a una mujer que había sido violada y mutilada por hombres armados, fundar en Bukavu un hospital.

La misión original era ofrecer atención médica de calidad a una zona empobrecida de Bukavu, considerando que era el único obstetra y ginecólogo en la región.

De esta forma nace el Hospital Panzi, el que rápidamente, con el estallido de la guerra, se dedicó a atender a miles de mujeres y niñas que son víctimas de violencia sexual y que llegaban con heridas que califican como “espantosas”, consigna el sitio dedicado a la fundación de Mukwege.

Hospital Panzi
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Para 2019 el hospital ya había atendido a más de 50 mil mujeres y niñas que son víctimas de violencia sexual en la zona, consignó EL País.

Premio Nobel de la Paz 2018

Su trabajo en post de que finalice el uso de la violación como arma de guerra, hizo que este médico se convirtiera en uno de los principales especialistas en el tratamiento de sobrevivientes de violencia sexual en tiempos de guerra.

El profundo activismo de Denis Mukwage le vale para sobrenombres como “el doctor milagro” o “el hombre que repara a las mujeres”, ya que entregan salud a las víctimas que sufren estos terribles ataques, quienes no solo quedan con un daño físico, sino que también emocional.

“Cualquiera que haya hablado y mirado a los ojos de estas mujeres en Bukavu sabe cómo funciona la violación como arma de guerra. Las víctimas quedan marcadas de por vida, destruidas en los peores casos, tanto física como emocionalmente”, destacó DW.

El médico declaró que no sólo las tratan físicamente, sino que también sus traumas, algo que puede llevar mucho tiempo dependiendo de lo que sufrió la víctima. Añadió que también trabajan en la reintegración de las mujeres en la sociedad, indicando que “esto no se puede lograr si no se les permite ser independientes”.

Su increíble labor como médico ginecólogo, pero también como activista, le valieron en 2018 el premio Nobel de la Paz, un reconocimiento que no recibió solo.

Denis Makwege recibiendo el Premio Nobel de la Paz
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Ese año también galardonaron a Nadia Murad, una mujer raptada por las milicias del Estado Islámico en Irak, quienes abusaron y esclavizaron sexualmente a Murad.

Una vez que escapó de ese calvario, Nadia alzó la voz contra el abuso sistemático a las mujeres en Irak, un país donde ser mujer es difícil, pero ser mujer y activista contra la violencia, lo es aún más.

Una lucha constante de Denis Mukwage

Denis atiende a más de 3.500 mujeres anualmente en su hospital y él mismo puede practicar hasta 10 cirugías diarias.

Además del hospital, Mukwage también creo una fundación que lleva su nombre, Dr. Denis Mukwege, que apoya a las sobrevivientes de violencia sexual usada como arma de guerra.

Esto permite que las sobrevivientes tengan acceso a atención holística y puedan reconstruir sus vidas. Indican en su sitio web “Creamos oportunidades para que los sobrevivientes hablen y sean escuchados, y donde puedan organizarse para crear cambios, influir en las políticas y exigir justicia y rendición de cuentas.”

Denis Mukwage también recorre el mundo para hacer campaña y poner en la mesa el fin del uso de la violencia sexual como arma de guerra.

Denis trabajando en la reconstrucción de mujeres
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Sin embargo, su trabajo también tiene consecuencias. Luego de denunciar los horrores de la guerra ante la Asamblea General de la ONU en 2012, indicando la impunidad de los autores, sus hijas fueron raptadas por hombres armados mientras no estaba en casa.

Incluso en 2019 lo amenazaron de muerte, lo que movió a soldados de Monusco para proteger la seguridad del hospital donde ejerce.

El Papa visitará el Congo

Próximamente, recibirá al Papa Francisco, en la visita que el pontífice realizará a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.

Denis señaló a Vatican News “La visita del Papa, del Santo Padre, no sólo arrojará luz sobre lo que ocurre en el Congo, sino que también esperamos que la prensa internacional hable de ello y que las autoridades internacionales tomen por fin las medidas necesarias para poner fin a estas atrocidades, que son una vergüenza para nuestra humanidad”.

Añadió en su declaración “Hoy, cuando he visto las imágenes que me han enviado desde la aldea de Kishishe, en Kivu Norte, he sentido una punzada muy fuerte en el corazón, ante la idea de que alguien pueda matar de esta manera a niños y mujeres indefensos. Y el mundo no puede seguir permaneciendo en silencio”.