La periodista Fernanda Hansen habló sobre el grave accidente que sufrió en 2009, cuando era pareja del fallecido Felipe Camiroaga, tras caerse de un caballo mientras cabalgaba.
Hansen fue invitada al programa ‘Conversaciones que Abrazan’ con la escritora Paula Assler, donde habló sobre la complejidad del accidente, los riesgos que conllevó y cómo recuperó el control sobre su cuerpo.
Hansen explicó que se subió a un caballo de polo pensando que era similar a uno de pase y tras perder el control del equino, cayó del animal y terminó gravemente herida y sin sensación en las piernas.
“Me encantaba andar a caballo. Mi torpeza fue subirme a un caballo de polo que no es lo mismo que un caballo de paseo”, partió diciendo.
“El caballo se desbocó. Yo solté los estribos por precaución. Iba a tal velocidad que en un momento como que saltó. Y como los dibujos animados, yo me elevé, el caballo siguió y yo caí sentada. Mi cuerpo se va para el lado y cuando caigo para el lado me doy cuenta de que no siento las piernas”, agregó.
Tras eso fue llevado a una clínica priviada, donde le explicaron que debían operarla de urgencia porque había daño neurológico comprometido y que no sabían si podría volver a caminar.
“Me hicieron una resonancia y el doctor me dice: ‘Tiene fractura de columna con compromiso neurológico. Hay que operar inmediatamente’”, explicó.
“Le pregunto ‘¿Voy a quedar parapléjica?’ Y el doctor me dice: ‘Muy probablemente’, pero no hay diagnóstico hasta que se te opere”, contó Hansen.
Control de esfínter
Una vez operada, el médico le dijo que podría volver a caminar, pero que lo más complejo era el control de esfínter y que era incierto si lo recuperaría.
“Te tengo una buena y una mala noticia, vas a poder caminar, pero dado el daño neurológico, es muy probable que no recuperes el control de esfínter y que no tengas sensibilidad de la cintura a las rodillas”, le dijo el médico a Hansen.
La periodista explicó que se aferró a esa posibilidad y que después de mucho tiempo en la clínica, pudo recuperar el control de esfínter. “Me aferré a eso”, señaló.
“Después de un tiempo, harto tiempo después, sentí ganas de hacer pipí y como que le digo a mi mamá, de verdad que sí, llamaron al doctor, me llevaron al baño y la enfermera”, expresó.
“Lloré de alegría y salí con los calzones abajo, con esa bata indiga de las clínicas, diciendo ‘hice pipí"”, enfatizó Hansen.
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