Un profesor de primaria lleno de tatuajes alarmó a los padres de una escuela pública en Francia, quienes pidieron remover al profesional de sus funciones.

La situación de Sylvain Hélaine, conocido como Freaky Hoody, llegó hasta la prensa local e internacional luego de que una madre conversara con el diario Le Parisien asegurando que la apariencia del docente no era apropiada porque “da miedo a los niños” y exigió que éste fuese removido de las clases de educación básica y parvularia.

El profesor -que hace 12 que trabaja como sustituto en el departamento de Essone, al sur de París- se desempeña como suplente en las escuelas donde se le necesite y hace clases a niños de hasta 12 años, consigna el diario español La Vanguardia.

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Hélaine asegura que su extrema intervención corporal no es una adicción, sino que una pasión que nació cuando estuvo en un programa de intercambio en Londres dirigido a profesores hace más de 3 años.

Este poco convencional docente ha pasado cerca de 460 horas tatuándose, y ha invertido más de 50 millones de pesos en ello. Tiene todo su cuerpo tatuado, incluyendo su cabeza, cuello, cara, lengua, orejas y hasta ojos. De hecho, incluso recientemente se inyectó tinta en la membrana blanca de los ojos, la esclerótica. Ese procedimiento debió hacerlo en Suiza porque en Francia no es legal por los peligros que implica. El maestro sabe que tomó una decisión muy arriesgada y que hasta podría quedar ciego y por lo mismo, no lo recomienda.

Uno de los tatuajes más complicados, aparte del de sus ojos, fue el de la lengua, la cual triplicó su tamaño con la tinta y hasta estuvo un tiempo sin hablar.

“Seguramente acabaré todo negro a los 80 años”, aseguró, manifestando su intención de seguir cubriéndose con arte corporal, pues es parte de un proyecto artístico en el que participa.

Hélaine ha posado en museos y participado en películas y videos gracias a su apariencia, lo que le permite complementar sus ingresos.

Los niños lo toman con normalidad

El tatuado profesor asegura que los niños no tienen problemas con su apariencia, sólo se sorprenden al principio, pero después de unos minutos lo toman con normalidad.

“A veces una abuela me ve en el recreo y llama a mi jefe para decirle: ‘Oye, ¿quién era ese tipo raro que estaba con los niños?’. Pero cuando ven que soy un buen profesor, no hay ningún problema.Cuando se dan cuenta de que nunca deben juzgar un libro por su portada, todo está bien”, comentó en declaraciones recogidas por 20minutos.es.

Además, cree que sin haberlo buscado su apariencia le ha ayudado a enseñarle a los niños sobre tolerancia. “Lo que más me gusta de la profesión es que puedes moldear las mentes jóvenes para intentar que sean mejores personas”, manifestó.

“Creo que los estudiantes que me ven aprenden mucho sobre la tolerancia y el respeto a los demás. Quizá, sin darme cuenta, siendo como soy puedo conseguir que cuando sean adultos tengan menos probabilidad de ser racistas, homófobos o de que traten mal a las personas discapacitadas. Así que creo que es positivo”, añadió.

Respecto a las críticas, Hélaine pide que se le trate con tolerancia y respeto, y que sea juzgado por sus capacidades profesionales y rendimiento en lugar por cómo luce.

“Nunca intenté erigirme en un portavoz de la tolerancia sino que ha sido inevitable. Sufro una discriminación que esperaba sufrir. Quienes me tatuaron me lo advirtieron, que la mirada de la gente cambiaría cuando empezara a cubrirme las manos y la cara. Tuve dudas, pero la pasión fue más fuerte”, indicó al ser consultado por un canal de televisión.