Christopher Havens es un estadounidense que purga una pena de cárcel de 25 años en el estado de Washington por el delito de asesinato, pero al mismo tiempo es un prodigio matemático que ya ha hecho descubrimientos en el campo, transformándose en autor publicado este 2020.

Tras su condena, y al interior de una celda de aislamiento por problemas de conducta, el hombre descubrió que su pasión por los números era tal que necesitaba sumergirse en la especialidad.

Por ello se contactó con Annals of Mathematics pidiendo una suscripción para uso personal, según consignó The Conversation, medio que recogió su historia a través de un reportaje.

“Soy autodidacta, y a menudo me quedo atascado mucho tiempo con ciertos problemas. ¿Sabe de alguien con quien podría establecer una relación por correspondencia, partiendo de la base de que yo enviaría sobres postales con franqueo pagado? Aquí no hay profesores que me puedan ayudar, por lo que a menudo gasto cientos de dólares en libros que luego no contienen la ayuda que necesito. Gracias”, agregó en el correo electrónico que envió.

Fue así como, en enero de 2013, Matthew Cargo, entonces editor de envíos de la editorial Mathematical Sciences Publishers, puso en contacto a Havens con Umberto Cerruti, un teórico de números y otrora académico de la Universidad de Turín.

Pese a que aceptó ayudarlo, el profesor quiso probarlo. Por ello, le envió un problema a resolver, lo que regresó a través de una hoja de 120 centímetros de largo como una compleja fórmula que resultó estar correcta.

Aquello le valió a Havens un invitación para sumarse a un proyecto de fracciones continuas (Euclides, año 300 antes de la era común) en el que Cerruti estaba involucrado.

Finalmente, ese trabajo se transformó en un estudio que fue publicado en enero de este año en la revista Research in Number Theory con el recluso como autor principal, investigación que estableció, por primera vez, la existencia de regularidades en la aproximación de varias categorías de números, descubrimiento que “podría abrir nuevos campos de investigación dentro de la teoría de números”, detalló la publicación.

Las fracciones continuas son importantes en el campo de la teoría de números. Tanto, que avances al respecto han moldeado la criptología como la conocemos hoy en día, es decir, tiene aplicaciones en seguridad, el funcionamiento de la banca, los movimientos financieros e incluso telecomunicaciones militares.

Pero Havens no ha sido el único reo en convertirse en una figura en la teoría de números. Con anterioridad lo hizo André Weil (1906 – 1998), un franco-brasileño que dejó París en 1941 con destino a Estados Unidos, donde murió.

Vida tras la cárcel

Con casi un tercio de su condena cumplida, Havens ya piensa en lo que espera de su vida fuera de la cárcel.

En diálogo con el citado medio, Havens comentó que de momento estudia por correo una licenciatura en ciencias en la Adams State University, tras lo cual no descarta optar por algún magíster.

En esa línea, creó el Proyecto de Matemáticas en Prisión a modo de detectar a reclusos con potencial en los números y así apoyarlos en su educación y desarrollo.

Además, decidió que a futuro quiere transformar la iniciativa en una organización sin fines de lucro.

Pero en cierto modo ya empezó a hacerlo: cuando logró establecer el programa, comenzó a enseñarle matemáticas a otros compañeros de prisión.

Aquello le valió el permiso del recinto penitenciario para contar con una sala donde recibir visitas dos veces a la semana y una pequeña biblioteca, la que llenó con los libros que el profesor Cerruti y su esposa, también académica, le enviaban.

Todos los envíos eran detenidos y bloqueados por no provenir de una editorial autorizada. Eso cambió cuando Havens concretó comenzar a dar clases.

“La educación fue un incordio para mí. Fui un estudiante fracasado (estaba enganchado a las drogas, no lograba mantener los trabajos, nunca llamaba a casa) (…). La educación es muy difícil en la cárcel (…), por eso ahora la estoy buscando fuera. Trato de tender puentes y fortalecer mis relaciones con gente de fuera, porque para mí la educación es eso. Cada oportunidad que se me plantea es una experiencia de aprendizaje, y lo es porque aquí es muy raro que se te presente alguna”, señaló el autor.

“Puedo decir con certeza que me he trazado un plan de vida a largo plazo para poder pagar una deuda impagable. Sé que se trata de un plan permanente (…) y que nunca llegará el día en que pueda saldar la deuda del todo. Pero esto no es algo malo, sino inspirador. Puede sonar estúpido, pero a lo largo de mi condena me ha acompañado el alma de mi víctima; a él le estoy dedicando mis mayores logros“, cerró.