Nueva Zelanda despidió a Ian Brackenbury Channell de 88 años, conocido como el único mago oficialmente nombrado en el mundo debido a que no se acomodaba a sus "nuevos programas" pensados en el turismo de la ciudad.

Por muy curioso que suene, es real, Nueva Zelanda tenía oficialmente a un “Mago” designado por el Estado en 1998. El hombre de 88 años ofrecía sus “servicios mágicos” vestido con un sombrero puntiagudo y una larga túnica, mientras lucía su larga barba blanca.

Según informó The Guardian, luego de 23 años de servicio finalmente las autoridades neozelandesas decidieron dar fin al legado de Ian Brackenbury Channell.

El hombre se había convertido en una popular atracción turística en la ciudad de Christchurch. Allí presentó “actos de magia y otros servicios de hechicería” por un costo anual de 16 mil dólares neozelandeses, poco más de 9 millones de pesos chilenos.

Una Nueva Zelanda sin magia

Fue el primer ministro Mike Moore en 1990 quien le pidió a Brackenbury que considerase ser oficialmente el Mago de Nueva Zelanda. Esto debido a que “Me preocupa que su magia no esté a disposición de toda la nación”, según dijo la autoridad.

Brackenbury nació en Inglaterra y comenzó a realizar actos de magia y entretenimiento en espacios públicos luego de haber llegado a Nueva Zelanda en 1976. Allí, el consejo del país había decidido detenerlo, pero la ciudadanía protestó ante esto.

Más tarde, en 1982, la Asociación de Directores de Galerías de Arte del país señaló que el hombre se había convertido en una “obra de arte viva”, por lo que luego Moore decidió nombrarlo oficialmente como un “Mago”.

Nueva Zelanda
William West | AFP

Sin embargo, ahora en 2021, las autoridades anunciaron oficialmente que se prescindía de los servicios del mago debido a que la brujería “ya no encaja ‘en el panorama de promoción"”, señaló el asistente del jefe ejecutivo del consejo municipal, Lynn McClelland. “Terminar el contrato es una decisión difícil”, agregó.

Esto se debió principalmente según McClelland a que se tienen nuevos programas en mente que buscarán reflejar las diversas comunidades que hay. Sumando además una visión más vibrante de la ciudad, así como también diversa y moderna.

La respuesta del Mago

La respuesta del molesto mago no tardó en llegar y aprovechó de acusar a las autoridades del país de ser “Una panda de burócratas sin imaginación”.

Además, Brackenbury complementó que esto se debía a que era “aburrido y viejo” por lo que no calzaba con la “nueva y vibrante” ciudad que deseaban las autoridades.

“Es sólo que no les caigo bien porque son viejos burócratas aburridos y a todo el mundo le gusto”, finalizó el ex mago de Nueva Zelanda.