Angela Rojas, enfermera de Clínica Santa María, estuvo en las dos caras de esta pandemia: funcionaria que estuvo en la UCI atendiendo enfermos y paciente Covid-19. Su cuadro alcanzó tal gravedad que permaneció 47 días hospitalizada, 13 de ellos conectada a ventilación mecánica invasiva e incluso requirió de la terapia más extraordinaria que se aplica en este tipo de pacientes, asistencia circulatoria extracorpórea o ECMO.

Lo que alertó a Angela Rojas (41 años) que podría estar contagiada de COVID-19, fue que se sentía como si tuviese un cuadro de asma. Ella es enfermera de aquella clínica hace 13 años y en ese momento estaba viendo la peor cara de la pandemia, en el área Médico Quirúrgico. Con el pasar de los días sus malestares empeoraron y le dio fiebre. Fue a la Urgencia Respiratoria de la Institución, donde le realizaron el test de PCR, el resultado fue positivo y quedó inmediatamente hospitalizada.

Su neumonía se agravó, por lo que la trasladaron a la Unidad de Paciente Crítico Cardiovascular, reconvertida por la pandemia, donde estuvo 13 días con ventilación mecánica invasiva. El doctor Aníbal Zamorano, cardiólogo y médico jefe de la Unidad, cuenta que la situación clínica de Ángela se deterioró a tal punto que necesitó de mayor asistencia de oxígeno, pues no estaba saturando lo suficiente y empezó a retener CO2.

Comunicado de prensa
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“Sabíamos que teníamos que tomar decisiones mayores con ella. En ese sentido, llegamos a la terapia más extraordinaria, que es un tratamiento del área de rescate, que no tienen todos los centros médicos, que se llama ECMO. Esto es una asistencia circulatoria extracorpórea que permite que se oxigene la sangre. Los datos de la utilización del ECMO en condiciones normales alcanza un 50% de mortalidad y con el COVID-19 llega a un 80%. Hicimos todo lo que podíamos para sacarla adelante y salvar su vida, al igual como lo hemos hecho con todos nuestros pacientes”, explica el Dr. Zamorano.

“Me estaba muriendo”, relata Angela y agrega que su recuperación fue todo un milagro. Ella se lo atribuye al trabajo realizado por el equipo médico, al doctor Zamorano, a los kinesiólogos, a todos, y no solo al apoyo profesional, sino también humano. A pesar de que estuvo intubada y conectada a ECMO dice recordar todo lo que hablaban sus compañeros, sus palabras de aliento, su cariño”, expresó la profesional.

“Desde la señora de higiene que venía todos los días: ¡Que bien se ve! ¡Vamos! Hasta mi amiga Nancy, enfermera de la Clínica. Todos me animaban de una manera muy reconfortante. Estoy muy agradecida de todo el amor que me han entregado. Eso fue lo que me dio las fuerzas para salir adelante”, agregó.

Comunicado de prensa
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Angela lo logró, salió de ECMO. Al poco tiempo, despertó, le bajaron la sedación, le quitaron el ventilador mecánico y le pusieron una cánula nasal. Con esto, empezó su trabajo de rehabilitación. El equipo de kinesiología le entregó herramientas para volver a respirar, moverse y comer. Empezó a recuperarse y la trasladaron a la Unidad de Cuidados Intermedios. Sus avances fueron muy rápidos, lo que dio como resultado que después de 47 días hospitalizada le dieran el alta.

Ahora, solo agradece el trabajo del equipo de profesionales por estar de vuelta en su casa junto a su familia y con ganas de volver a estar del otro lado. Ella dice que nació para ser enfermera, para ayudar, cuidar y entregar cariño. “Lo que más me motiva es ver cuando nuestros pacientes se mejoran”, asegura.