En una oficina es posible encontrar personajes de todo tipo. Algunos amables, otros simpáticos y otros que definitivamente son difíciles de tolerar.

Según un artículo del diario electrónico The Huffington Post, estos roles suelen repetirse en la mayor parte de las empresas, donde sus trabajadores asumen diferentes roles que pueden ayudar a mejorar o empeorar el trabajo colectivo que se está haciendo.

Gracias a varios psicólogos norteamericanos, el portal pudo identificar siete tipos de trabajadores que en lugar de aportar, simplemente dificultan el trabajo que se está realizando día a día.

1. El que no para de quejarse

En una empresa u oficina hay múltiples cosas que puede ir mal, desde la calefacción hasta los horarios, pero peor que eso es aquel personaje no deja de lamentarse y quejarse por lo que debe enfrentar.

La mejor respuesta para eso, según la terapeuta Amanda Stemen, es proponerle soluciones, ya que de esta forma podrá ver que existe una alternativa y darse cuenta que no hay motivo para seguir de mal humor.

Por otro lado, se dará cuenta que “eres una persona que busca solucionar los problemas en vez de seguirle el juego”, por lo cual te dejará tranquilo.

La profesional recomienda finalmente que si nada de lo anterior funciona, sólo debes decirle con respeto que tienes que seguir con el trabajo, lo que pondrá de inmediato fin a la conversación.

2. El jefe incompetente

En toda empresa existe el llamado “jefe incompetente”, una persona que ascendió a un puesto de trabajo sin tener las habilidades necesarias para ejercerlo. Su trabajo deja mucho que desear, lo que molesta bastante al resto de los empleados.

Es el tipo de persona que pasa la mayor parte de su tiempo tratando de aparentar que sabe lo que está haciendo. Puede limitarse a hojear folios, fumar y mirarse al espejo, pero a muchos de ellos se les da muy bien fingir que son útiles”, explicó la orientadora ejecutiva Kate Snowise.

Frente a este tipo de personas, lo mejor es mostrarle respeto e intentar buscar formas de “trabajar al margen de su supervisión”.

“Pregúntate: ¿hay algún otro líder en la empresa a quien puedas recurrir como mentor informal? ¿Hay alguna otra persona que pueda ayudarte a sobrellevar tus frustraciones o preocupaciones? Si no es el caso, resiste. Los jefes incompetentes suelen consumirse solos y, según mi experiencia, acaban abandonando por su propio pie o siendo apartados”, finaliza Snowise.

3. El cahuinero

En todas las empresas existe una persona que conoce los detalles de la vida de todos los demás y no tiene problemas en compartir la información. Su presencia se vuelve compleja y tóxica, e incluso puede crear problemas dentro del equipo.

“Básicamente, respóndele de forma educada y profesional, pero sé discreto librándote de esa persona. Si acude a tu escritorio con un cotilleo, dile: ‘Perdona, tengo unos plazos que cumplir’, y sigue trabajando. No tienes por qué hacerte amigo de nadie en el trabajo”, asegura la psicoterapeuta Tina Tessina.

4. El jefe controlador

Un jefe que esté encima del trabajador, exigiendo los avances y enviando solicitudes en cada momento, incluso fuera del horario laboral, termina por agobiar a sus trabajadores.

“A menudo, los que quieren controlar todos los pequeños detalles muestran su falta de confianza en los demás, muchas veces sin saber que lo hacen”
, asegura la psicoterapeuta Alena Gerst.

“No permitas que tu jefe te pisotee, pero demuestra que eres una persona meticulosa y que se puede confiar en ti. Recuérdaselo verbalmente si es necesario, para que aprenda a darte el espacio que necesitas para hacer tu trabajo”, explica la profesional.

5. El comunicador sin tacto

Otro trabajador desagradable es aquel que olvida sus modales a la hora de enviar informaciones a través de las diferentes plataformas digitales.

No sólo no saludan, sino que no se despiden y escriben con mayúsculas parte del mensaje para dar a entender que es importante.

“Los correos electrónicos y demás tipos de comunicación digital se prestan mucho a ser malinterpretados y, en muchas ocasiones, a la gente se le olvida incluir cordialidades que sí transmitirían en una conversación normal. Así que, si te encuentras ante un comunicador sin tacto, trata de mantener la mayor parte de sus conversaciones en persona o por teléfono”, agrega Snowise.

6. El holgazán

Es uno de los peores tipos de trabajadores. Al no ser hacer sus deberes, el resto debe trabajar extra para compensar su parte, lo que puede provocar grandes conflictos dentro de la oficina.

“Muchos clientes se quejan, pero normalmente se acaban autosaboteando al hacer tareas que van más allá de su responsabilidad para compensar las que no hace el holgazán. Lo que hago yo es tratar de mejorar su comunicación asertiva. Suelo recomendar que busquen una solución involucrando a alguien que pertenezca al nivel administrativo de la empresa que quizás sea capaz de delegar algunas responsabilidades específicas”, explica el psicólogo José Sandoval.

7. El aprovechado

Siempre existe un compañero que busca tu ayuda para terminar alguna tarea, y por supuesto, cuando es felicitado por ella no menciona tu nombre ni tu aporte, además tampoco ofrece su asistencia posteriormente.

“A no ser que esa persona sea tu jefe, dile: ‘Perdona, tengo demasiado trabajo para ayudarte ahora mismo’ o ‘Te ayudo a hacer esto si tú me ayudas a hacer lo otro’. Y, entonces, esperar a que haga lo que le has pedido antes de hacer lo que te ha pedido a ti”, asegura la psicóloga Tina Tessina.

“Y si te quitan el mérito de tu trabajo, expón en un correo electrónico el trabajo que habías hecho antes de pasárselo a esa persona; así tienes pruebas de que las ideas son tuyas. Y esto también sirve para los jefes”, finaliza.